Estos últimos días ha causado conmoción un anuncio
de la marca de rasuradoras Gillette, propiedad de Procter&Gamble desde hace
varios años. Las feministas lo amaron, los hombres en general lo odiaron. Lo
normal ha sido una reacción de burla de las mujeres hacia los hombres,
tachándolos de débiles, frágiles, potenciales criminales y demás. Una suerte de
"o estás con nosotros (y eres bueno) o en nuestra contra (y eres de lo
peor)". Es decir, un fanatismo irracional que no permite una crítica
lógica, racional ni científica, que no deja espacio para posturas intermedias,
mucho menos para considerar que la reacción femenina (y feminista) puede estar
errada por completo.
¿Qué es lo que muestra este spot en realidad? No,
aunque lo digan una y otra vez, no muestra una positiva lucha contra acciones
dañinas. Por el contrario, es una oda a la misandria, eficientemente
disfrazada, por medio de un recurso a la emoción (empatía, culpa, deuda
histórica y demás), de un llamado a ser mejores personas. En este texto,
pretendo dejar claro cómo no solo Gillette ha cometido un acto de misandria y
feminismo puro (valga la redundancia), sino cómo las mujeres pueden verse
afectadas por acciones así de anticientíficas, irracionales y ajenas a toda
honestidad intelectual.
Para empezar, el video muestra una serie de
acciones, a su juicio, negativas. Estas acciones se asocian a la masculinidad,
así, a secas, la cual es vista como algo tóxico y dañino (pues no se ve en la
masculinidad actual -reflejada en el video- algo positivo, sino solo algo
malo). Se dice que algunos hombres han comenzado a cambiar (es decir, que casi
la totalidad son malos, habiendo pocas excepciones); y termina con una frase
que invita a la reflexión acerca del comportamiento masculino, como si se
tratara de algo que todo hombre debe reflexionar, como si lo hubiera cometido.
Un mea culpa, se sea culpable o no, pues de antemano todos lo serían, con la
lógica de Gillette. Es decir, a fin de cuentas, se toma la masculinidad como
algo que el hombre debe cuestionarse, por ser dañina a priori. Ergo, el ser
hombre termina siendo indefectiblemente algo negativo.
¿QUÉ ES LA MASCULINIDAD?
La masculinidad es el comportamiento del hombre en
cuanto hombre. Por ende, va unido indefectiblemente a la biología, que es lo
que otorga la calidad de hombre. Un hombre es, grosso modo, el homo sapiens
nacido con un cuerpo que tenga caracteres urinosexuales masculinos y cromosomas
XY. Es el macho de la especie humana, al que le hemos dado el nombre coloquial
de "hombre", de la misma forma que al macho bovino le hemos dado el
nombre de "toro" (Bos taurus), y al macho equino el nombre de
"caballo" (Equus ferus caballus). No podemos separar a priori la
"masculinidad" del hombre, como tampoco la "femineidad" de
la mujer. Por ende, un ataque a la masculinidad, a priori, es correctamente
equiparable a un ataque al hombre en cuanto hombre, en cuanto macho de homo
sapiens, salvo prueba en contra. Es decir, estamos hablando de misandria pura y
dura, a menos que quien emite este ataque pueda probar lo contrario. Ello le
impone una enorme carga de prueba (onus
probandi) que debe solventar explícitamente, y no solo asumir como
solventada de forma implícita. Por ende, es totalmente lógico, normal y sano
que los hombres, en general, se sientan atacados por una publicidad que incurre
en un ataque sexista hacia ellos.
¿SE ESTÁ ATACANDO LA MASCULINIDAD?
Se podría decir que Gillette no está atacando la
masculinidad en sí, sino la "masculinidad tóxica" solamente, y que
ningún hombre "no tóxico" debería sentirse atacado. Este es un
lamentable error de pensamiento, pues solo sería así si:
a) Estuviera probado más allá de toda duda
razonable la existencia de la "masculinidad tóxica".
b) Los comportamientos señalados en el comercial fueran
objetivamente malos.
c) Estos comportamientos fueran parte de la
"masculinidad tóxica".
Y sucede que no es así. El comercial no especifica
que los malos son solo algunos hombres. De hecho, la asunción es la contraria:
que el grueso de los hombres actúa de forma deleznable. Así, se achaca el
comportamiento a la masculinidad general, no al subconjunto que representaría
la "masculinidad tóxica".
Sí, alguien podría objetar que todos los hombres
tienen masculinidad tóxica, pero esto sería una simple afirmación gratuita,
ergo algo descartable desde el inicio, sin perjuicio de señalar que sería una
muestra palpable de ignorancia de la teoría de conjuntos, ya que si hay una
"masculinidad tóxica" existiría necesariamente una "masculinidad
no tóxica", siendo ambos elementos del conjunto superior
"masculinidad". Objetar que la masculinidad tóxica la tienen la
mayoría de los hombres, no todos, tampoco serviría, dado el alegato feminista
de que todos somos machistas en cierto grado, por la socialización inevitable
en una cultura patriarcal, etc. Esta postura tendría los mismos problemas de la
anterior, además de uno propio: ¿cómo podríamos saber a ciencia cierta si la
masculinidad mayoritaria la tóxica, y no la minoritaria? ¿quién decide eso?
¿las mujeres? Porque de ser así, estaríamos en un escenario alucinante: Que estaría
bien que una mujer le diga a un hombre cómo ser hombre y cómo ejercer su libre
albedrío, pero estaría mal que un hombre se lo diga a una mujer. Estaríamos
confirmando un sexismo misándrico ipso facto.
CUESTIONES PRELIMINARES
Analicemos unas cuestiones preliminares. El humano
es un ser biopsicosocial. Esto significa que es, primero y ante todo, un
animal, un ser de carne y hueso, y eso es lo que prima en todo su ser. Al menos
somos 49% biología, según varios estudios y metaanálisis
[1]. El 51% de nuestro
ser se reparte entre la parte psicológica y la social. Ergo, somos
principalmente entes biológicos. La sistematización biológica da origen al
plano psicológico. Una mente es totalmente reducible al cerebro y su contenido.
De la interacción sistémica de las mentes, surgen los conglomerados sociales.
Estos tres niveles se retroalimentan, sin embargo, no hay que olvidar la
primacía jerárquica en que están ordenados: Primero la biología, luego la
psicología, y luego lo social. Por eso mismo, es imposible refutar algo de
índole biológico acudiendo netamente al plano psicológico, ni algo psicológico
acudiendo netamente a lo social
Habiendo dejado esto en claro, avancemos con otra
atingencia pertinente: La biología es amoral. Una perspectiva moral solo es
predicable del plano social. Si existiera un solo ser humano en este planeta,
no tendría obligaciones éticas ni morales de ningún tipo hacia ningún otro ser
vivo. Bien podría tratarlos como mejor le parezca. No existiría poder que pueda
compeler la mente humana a amoldarse a cierto código de comportamiento, o que
obligue a considerar determinadas contenciones en el diario vivir. Es decir, el
plano psicológico persiste independientemente de ética o moral alguna. Y es así
como viven los demás animales. El plano biológico, con más razón, está exento
de estas consideraciones ético-morales. La biología trata sobre fuerzas
ecológicas, interacciones bioquímicas, ADN y más. Que se de la trisomía 21 no
es algo antiético. Que exista alguien que nazca con RH negativo no implica nada
a nivel moral. Que un león se coma a una gacela es totalmente ajeno a cualquier
consideración de estas índoles. Por ende, si una acción o reacción tiene un
origen biológico, esta, a priori, carece de toda carga ética y moral. Es
posible asignarle carga ética si es que incide en el plano social, si se
acuerda intersubjetivamente en la comunidad donde se vive, pero esta carga será
meramente subjetiva, sin valor objetivo ni absoluto, y pasible de rechazarse en
cualquier momento, sin mayor justificación, pues dicha carga no pasará de una
mera opinión compartida.
ANÁLISIS DEL VIDEO
Ahora que hemos aclarado estas cuestiones previas,
analicemos el video a detalle. Primero que nada, recordemos los puntos que
harían de este video algo válido:
a) Si estuviera probado más allá de toda duda
razonable la existencia de la "masculinidad tóxica".
b) Si los comportamientos señalados en el comercial
fueran objetivamente malos.
c) Si estos comportamientos fueran parte de la
"masculinidad tóxica".
Comenzaré por el punto B, por ser el más importante
a este respecto. En el video hay muchos comportamientos que se señalan como
malos. Pero, ¿realmente lo son? Tal vez algunos de ellos sí. Veamos:
Acción #1: El video comienza hablando del bullying,
y se lo asocia visualmente al hombre en exclusiva (pues no sale ninguna mujer
en esos momentos). El bullying tiene un origen biológico. Sirve para establecer
la jerarquía y mantenerla, en el marco de una sociedad estratificada. Es
especialmente visible en los chimpancés, pero también en los humanos. Además de
esto, tiene la utilidad evolutiva de que, usado contra las hembras, permite una
mayor descendencia
[2]. Así, la idea tradicional de que "si te molesta
tanto es porque le gustas" adquiere respaldo científico. Esto también
ayudaría a explicar por qué las mujeres están con hombres violentos, e incluso
les dan hijos.
Acción #2: El video continúa hablando del acoso
sexual, de nuevo, como si el hombre fuera el único responsable de ello. A fin
de entender esto, primero debemos entender qué significa "acosar".
Para ello, solo podemos acudir a dos fuentes: La legal, o la lingüística. Como la
legal varía de un país a otro, y es una ficción producida por un montón de
hijos de vecino denominados "congresistas", que no constituyen un
cuerpo académico, sino un conglomerado político, lo intelectualmente honesto es
decantarse por una fuente más neutra y erudita como la lingüística. Así, lo
correcto es acudir al diccionario de la RAE. La primera acepción es
"Perseguir, sin darle tregua ni reposo, a un animal o a una persona".
La tercera dice "Apremiar de forma insistente a alguien con molestias o requerimientos"
[3]. De ello, podemos ver claramente que el acoso implica una extensión en el
tiempo. No se puede hablar de insistencia cuando se trata de algo ocurrido una
única vez. No se puede perseguir a alguien sin incurrir en una extensión temporal
mayor a un simple momento. Por ende, tenemos que se trata de una molestia
extendida en el tiempo. En ese sentido, el acoso sexual
[4] es definido por la
RAE como "acoso que tiene por objeto obtener los favores sexuales de una
persona cuando quien lo realiza abusa de su posición de superioridad sobre
quien lo sufre". La definición no distingue sexos. Por ende, está mal
pensar que el acoso sexual sea el piropo callejero mostrado más adelante en el
video (pues es un acto de una única vez), así como asociarlo al hombre por
defecto (pues la mujer también puede acosar).
Profundicemos más acerca del mal llamado
"acoso sexual". Dejando de lado impresiones subjetivas acerca de este
acto, objetivamente hablando lo que tenemos es: Primero, una expresión de
soberanía sobre el propio cuerpo. Segundo, un uso de la libertad de expresión,
entendida a priori no en forma legal alguna (por lo que interpretaciones
legales acerca de la restricción de la misma son inaplicables aquí), sino como
la libertad fáctica de poder expresar lo que uno quiera. Tercero, un acto de
comunicación. Cuarto, la expresión de un contenido semántico relativo a los
atributos de lo observado. Quinto, una intención respecto a la otra persona.
Sexto, un determinado tenor en la emisión de dicha expresión. Esos son los
elementos constitutivos del "acoso callejero", "piropo" y
demás. Ahora que están claramente definidos, podemos pasar a analizarlos.
- La soberanía sobre el propio cuerpo es algo que
no puede restringirse en ninguno de los sexos, so pena de caer en sexismo. La
misma libertad que puede argüir la mujer acerca de su soberanía corporal a la
hora de vestirse y expresarse como mejor le parezca, la tiene el hombre a la
hora de usar sus cuerdas vocales para emitir un aserto. Si se dice que esto no
aplica al hombre porque este está usando su cuerpo para invadir el espacio de
un tercero, lo mismo se puede decir de la mujer. De la misma forma que podría
acusarse al hombre de invadir el espacio de las ondas sonoras alrededor de la
mujer, podría acusarse a la mujer de invadir el espacio del espectro visual
masculino al vestir con poca ropa. Misma lógica, mismo trato. Si se insiste en
que con una cosa se hace daño y con la otra no, cabría preguntarse, ¿cómo se
puede afirmar eso? ¿existe una medida objetiva para ello o no? Si se dice que
sí, esta debería estar exenta de cualquier subjetividad personal, por lo que
cosas como "me intimida", "me hace sentir mal", "me
incomoda" no tendrían el menor valor. Si se dice que no, entonces tanto
valdría la medida subjetiva femenina como la masculina, haciendo imposible
desestimar la medida masculina para ello, cualquiera que esta sea. Solo un
hombre podría decir, en este caso, qué le hace daño y qué no, y valdría tanto
que dijera que ver mujeres con poca ropa le hace daño, como que la mujer diga
que un piropo le hace daño mentalmente. Su cuerpo, su decisión, en ambos casos
o en ninguno. Honestidad intelectual, siempre por delante. Por lo tanto, el
primer punto no puede usarse para tachar el acto de algo malo.
- La libertad fáctica de expresión es algo
biológico. Tenemos un cuerpo (o mejor dicho, somos un cuerpo), ergo podemos
usarlo. Como anteriormente se dejó claro, la biología es amoral y no ética,
ergo este segundo punto no puede usarse para tachar de malo el "acoso
sexual".
- El acto de comunicación es un proceso físico, a
priori. A posteriori es un proceso lingüístico, y después, y solo
condicionalmente, biológico, pues la comunicación puede darse entre dos
máquinas (eso es lo que pasa en internet). Se trata de la transmisión de un
mensaje codificado en un sustrato físico (ondas, luz, etc.), a través de un
medio físico (atmósfera, cables de cobre, fibra óptica, etc.) que involucra a
un emisor, y a uno o más receptores. El acto de comunicación, al ser algo
físico a priori, y siendo que en sí mismo es ajeno a todo contenido semántico,
es amoral y exento de toda dimensión ética. Al igual que con la biología, de la
física neta no se sigue obligación ético-moral alguna. De un átomo de carbono
no se puede extraer un imperativo categórico. De un quanta no se puede extraer
el fin escatológico de la existencia. Un acto de comunicación, en primera
instancia, carece de bondad o maldad, incluso en su dimensión lingüística. Se
trata simplemente de un proceso de transmisión de información, misma que es
medida de acuerdo a lo postulado por Claude Shannon en su Teoría de la
Información, desarrollada en los laboratorios Bell hace décadas. El acto de
comunicación puede darse entre entes biológicos o no, así que no será necesario,
sino meramente contingente, tanto mas cuanto solo en los seres suficientemente
inteligentes podría achacársele una dimensión ético-moral, pues solo algunas
pocas especies en el cosmos lograrían un desarrollo cerebral suficiente como
para formar una dimensión social suficientemente compleja. Así, este tercer
punto no puede usarse para tachar de malo el "acoso sexual", a priori
ni de forma necesaria.
- La expresión de un contenido semántico relativo
a los atributos de lo observado, o en cristiano, la emisión de un juicio de
valor, forma parte de la libertad fáctica (y legal) de expresión y pensamiento.
Podemos emitir juicios valorativos de lo que queramos. Como decía Nietzsche, el
hombre es el mensure, el ser que todo lo juzga, todo lo mide, todo lo pesa y da
valor. Es una prerrogativa psicobiológica, y por tanto, también exenta de todo
condicionamiento ético y moral. La mera expresión de un juicio de valor no es
algo malo tampoco. Cuando mucho sería un acto de comunicación, y por ende,
igualmente exento de parámetros ético-morales. Así, este cuarto punto no puede
usarse para tachar de malo el "acoso sexual", a priori ni de forma
necesaria.
- El hecho de expresar una intención respecto a
otra persona, a priori, es un acto de comunicación, y por ende, también está
exento de condicionamientos éticos y morales. A posteriori, puede indicar un
potencial intercurso con la otra persona, lo que implica caer en el ámbito
social, donde ahora sí aplican los condicionamientos señalados. Si las
intenciones de los otros hacia uno son buenas, no hay forma de efectuar una
condena ética o moral. Si son malas, son censurables, sin duda, pero solo
serían censurables y rechazables en caso de que impliquen un peligro real y
tangible. En este caso, la mera expresión de intenciones no puede usarse para
tachar de malo el "acoso sexual". Una mala intención, por el
contrario, sí es motivo de censura. Ergo, el problema no es la expresión de una
intención, sino simplemente el tener una mala intención, independientemente de
cómo sea está definida, siempre y cuando implique un posible daño real y
tangible, no subjetivo, imaginario o meramente supuesto.
- El hecho de tener un determinado tenor en la
emisión de una expresión, de nuevo, a priori no es algo malo. Pero como esto es
algo que, al igual que lo anterior, incide en el ámbito social, está afecto a
la ética y moral. Expresarse con educación y cultura nunca será algo
calificable como malo, antiético o inmoral. Expresarse con vulgaridad, es algo
censurable, y tan solo malo en cuanto a la efectividad de la comunicación y su
valor en la interacción social. Un vulgar será peor visto por los demás que
alguien que hable con propiedad. Ergo, el problema aquí es simplemente el tenor
de la expresión usada.
Entonces, ¿qué hay de malo en realidad en el
"acoso"? Como hemos visto, lo único realmente relevante es si la
intención es mala, y la expresión es negativa en toda regla (por ejemplo,
vulgar, confrontativa, amenazante, etc.). En el acoso sexual, lo malo es la
intención de aprovecharse de alguien haciendo uso de una posición de poder,
mediante actos de comunicación donde el contenido semántico de dichas emisiones
indique claramente esta intención de coacción en el ámbito sexual, tanto peor
si se hace con un tenor vulgar o amenazante. Pero intenciones y expresiones
malas las encontramos en muchas otras formas de comunicación, no solo en el
"acoso". Ergo, no hay nada en el acoso que sea malo en exclusiva para
este fenómeno. El acoso sería una de tantas formas de "comunicación
negativa", sin nada en especial en sí mismo, y por ende, nada en
específico que combatir. Sería, por ende, un pseudoproblema, una forma falaz de
acusar al hombre por algo que no amerita atención especial ni diferente a otras
formas de comunicación negativa, como por ejemplo las amenazas directas de
agresión física. No sería algo que, a priori, merezca punición carcelaria, sino
tan solo una simple reorientación psicolingüística.
Acción #3: Se habla también del movimiento #MeToo.
Ese movimiento, nacido en el feminismo, que en un inicio tenía la intención de
destapar los problemas femeninos en cierto ámbito, llegó a convertirse en una
verdadera cacería de brujas contra los hombres, un auténtico movimiento de
misandria. El tema lo he tratado anteriormente en la quinta parte de mi serie
"La mentira de la violencia contra la mujer", que recomiendo
encarecidamente consultar
[5].
Acción #4: Luego se ve a un hombre siendo consolado
por una mujer. El mensaje es claro: Un mejor hombre es el que no reprime ni
suprime sus emociones. Sin embargo, las cosas no son tan simples. Un nuevo
estudio muestra que la supresión emocional ayuda a manejar mejor los eventos
negativos, y por ende, traumáticos. La investigación se llevó a cabo en la
Universidad de Illinois, campus Urbana-Champaign. En esta, se usó la técnica de
MRI para monitorear a 17 individuos. Los resultados han sido publicados en el
journal Neuropsychologia. Se comparó la supresión emocional explícita
(consciente) con la implícita (inconsciente), y se encontró que ambas reducen
la memoria de sucesos negativos, al inhibir la conectividad funcional de áreas
que codifican los recuerdos, pero solo la primera es capaz de mejorar el
procesamiento de emociones negativas al reducir la actividad de la amígdala,
región que ayuda en el procesamiento emocional. Este descubrimiento es
especialmente útil a la hora de tratar la depresión clínica, pues los que la
padecen tienen menos recursos cognitivos que las personas normales, por lo que
la supresión explícita no es una alternativa viable para ellos, pero sí la
implícita. Esto también tiene otras connotaciones interesantes: Al día de hoy,
el estereotipo masculino es que el hombre debe ser fuerte y no debe llorar. Se
le enseña a reprimir y suprimir sus emociones. Dado que biológicamente, por la
cantidad de testosterona, el hombre carece del mismo nivel de empatía y
sensibilidad que la mujer, y que su canalización emocional es físicamente más
rudimentaria, resulta que la crianza tradicional, basada en los estereotipos
muchas veces denunciados por las feministas y similares, intuitivamente guía al
hombre por la ruta señalada en el estudio. Dado que un hombre normal tiene la
suficiente potencia cognitiva para efectuar una supresión emocional explícita,
se confirma la validez de la crianza tradicional masculina, al menos a este
respecto. Aunque suene extraño, reprimir y suprimir las emociones es algo
válido y sano, es la ruta correcta de acción. Por ende, la próxima vez que
alguien diga que es irracional, negativo, machista o arcaico decirles a los
niños que no lloren y sean fuertes, déjenle saber que dicha forma de crianza es
una de las mejores que se le puede dar a un hombre, y que está científicamente
avalada
[6].
Acción #5: Se muestran escenas de hombres
sexualizando a las mujeres, "cosificándolas", y se lo toma como algo
negativo. La pregunta es: ¿por qué habría que considerarlo así? Naturalmente
los hombres heterosexuales gustan de los atractivos sexuales femeninos, y
viceversa. Es algo normal, sano y natural. Lo contrario sería una anomalía, y
esta es representada por los asexuales. No se puede pretender que un hombre
normal y sano se comporte como una anomalía estadística simplemente porque a
algunas personas no les agrada la biología del comportamiento. Pongamos los
puntos sobre las íes: Los hombres, biológicamente, prefieren mujeres jóvenes y
bonitas. Las mujeres prefieren hombres mayores con alto perfil socioeconómico,
según se desprende del estudio "Sex differences in human mate preferences,
Evolutionary hypotheses tested in 37 cultures"
[7], tal vez el más grande
realizado hasta la fecha, con una base de muestra de más de 10,000 individuos
alrededor del mundo, recibiendo más de 4,000 citaciones en estudios hasta el
día de hoy. Es normal, sano y natural que hombres y mujeres busquen atributos
sexuales en el sexo opuesto y gusten de ellos, en toda su extensión. Somos
objetos sexuales de los demás, y ello no tiene nada de malo. La mal llamada
"cosificación" no es mas que la negativa a aceptar que los humanos
somos un paquete de atributos, al igual que una lata de atún en un supermercado.
Cuando vamos a un súper, elegimos los productos por su costo, beneficio,
calidad, etc. Con las personas es igual. Nos rodeamos de personas que
consideramos valiosas, debido a que sus valores, virtudes y forma de ser coinciden
con lo que buscamos. Cuando buscamos pareja, buscamos atributos exteriores e
interiores. Por eso a muchas mujeres les gustan morenos, a otras blancos, a
otras latinos. Son atributos, y podemos escoger. Eso, señoras y señores, es
cosificación también, y es lo más normal, sano y natural del mundo.
Acción #6: Se ve también un ejemplo de lo que en el
feminismo llaman "mansplaining", que no es más que el genérico
comportamiento denominado "paternalismo". El video muestra a un
hombre tratando de explicarle a los demás lo que piensa que ha tratado de decir
su compañera de trabajo. Se ve a la chica bastante frustrada. Aquí el asunto es
muy simple: No hay necesidad de ver algún tipo de violencia contra la mujer, en
un comportamiento que les acontece a todos en algún momento de la vida. El paternalismo
no distingue de sexos. Por ende, tratar de crear un tipo específico para la
mujer, es un sinsentido. Algo resaltable es cuando una mujer intenta ser
"maternalista" con el hombre, tratándolo de tonto al explicarle cosas
que, a su parecer, no entiende. Eso pasa, por ejemplo, cuando las feministas
desean explicarle al hombre cómo ser hombre. Eso se llama "nuevas
masculinidades", y lo peor de todo es que son financiadas en muchos países
con dinero público. Curioso, e hipócrita por cierto, ese doble estándar: Es
violencia cuando sucede de hombre a mujer, pero no lo es en caso inverso.
Acción #7: Se ve también a dos niños jugar a la
pelea, y a muchos hombres decir "los niños son niños". Y bueno...es
que es así. A diferencia de las mujeres, los hombres tienen una mayor cantidad
de testosterona. Aproximadamente entre 8 a 10 veces más
[8]. ¡Es obvio que van
a ser más agresivos, más violentos! Es algo normal, sano y natural que los
animales jueguen a la pelea en su etapa de niñez. Eso sucede no solo con los
humanos, sino con otros animales, como los grandes y pequeños felinos. Esos
juegos, esas simulaciones de pelea, evolutivamente preparan para una
confrontación real en la edad adulta. Es algo biológico, y por ende, como ya
dejamos claro, no es posible aplicársele restricciones éticas ni morales.
Incluso dejando eso de lado, si los niños pelean, lo mejor que pueden hacer es
aprender a defenderse. Un adulto que se limite a evitarle a su hijo las peleas
y los conflictos, en lugar de enseñarle a defenderse y enfrentarlos con valor y
entereza, le está haciendo un daño muy grave. Huir nunca es la solución a nada.
Debemos recordar que una pelea es solo una forma más de resolver conflictos,
tan válida como el diálogo o la competencia deportiva. Por ello mismo se
crearon los juegos olímpicos. A priori, no hay motivo alguno para ver a mal el
tener una pelea. Incluso hay deportes de pelea como el boxeo, y todas las
formas de artes marciales. Así, considerando todos lo antedicho, es factible
concluir que las peleas no son malas a priori, tanto mas cuanto se usen para la
defensa propia o de los seres queridos. La agresividad, en su forma de
violencia, o en cualquier otra, es algo inherente, biológico, de tal forma que
es inseparable del propio ser. Está bien que los padres enseñen contención,
pero ello no debe conducir a la pasividad. Si ante una dificultad le enseñas a
tu hijo a huir, no lo estás convirtiendo en un hombre, sino en un cobarde. En
el video no se ve una violencia excesiva entre los niños, como para que tengan
que intervenir adultos. Se ve un juego inofensivo a todas luces. Aún en el
supuesto negado de que ello se tratase de una pelea violenta y peligrosa, el
error, y lo que debería cambiarse, es la actitud irresponsable de los padres,
que prefieren hacer una parrillada en lugar de cuidar a sus hijos. Y por
cierto, ¿las madres dónde están que tampoco cuidan a los niños? Un niño es
responsabilidad de dos.
Acción #8: Luego el video muestra a Terry Crews (el
musculoso de "The expendables" y del comercial de Rexona) diciendo
que los hombres deben responsabilizar a otros hombres. Y se equivoca. Hombres y
mujeres deben responsabilizar a los malos, sean del sexo que sean, porque los
hombres no son los malos del cuento, y las mujeres no son todas santas palomas.
Esto no es una guerra de hombres contra mujeres, y si lo es, no debe serlo. Los
criminales son siempre un pequeño, pequeñísimo porcentaje de la sociedad. La
guerra es de buenos contra malos. Quien quiera creer que hombre es sinónimo de
malo, lo hará por mera misandria, y no con base en la realidad. Y la realidad
es que es una aplastante minoría la de hombres malos, y una aplastante mayoría
la de hombres buenos, esos que siempre han dado incluso sus vidas por salvar a
otros. Parece que esos números no cuentan para algunos.
Acción #9: De allí se siguen varias escenas de
hombres actuando como energúmenos (como cuando persiguen al chico), otras
actuando como hombres normales (queriendo darle un piropo a una mujer, como
padres preocupados por sus hijos en lugar de su parrillada, como padres cuidando
de sus hijas pequeñas), mezclando todo en un confuso galimatías visual. El
punto es que nada de eso constituye una "masculinidad tóxica". La
irresponsabilidad paterna no es masculinidad, es irresponsabilidad personal. El
hacer bullying no es masculinidad, es un acto biológico totalmente amoral,
propio de personas primitivas, y por ende, infrahumanas. El dar un piropo no es
algo tóxico, sino simple libertad fáctica de expresión. Ser vulgar es otra cosa
completamente diferente, que nada tiene que ver con la masculinidad.
¿Quieren saber qué sí es masculinidad, la de tipo
tradicional? En el video parece que no lo saben. Es comprensible, dado que
quien hizo el video es una mujer. En la masculinidad tradicional, al hombre no
se le impide llorar. Se le exige que su llanto sea en el momento adecuado, en
el lugar adecuado, pues como hombre se suele ser el soporte emocional de
nuestras mujeres. En la masculinidad tradicional, el hombre protege con gusto a
sus seres queridos, e incluso a extraños. Por eso es que hay muchos videos
donde, cuando en la calle una mujer es agredida, quienes la defienden son todos
hombres. La mayoría de rescatistas en el mundo son hombres. En la masculinidad
tradicional, el hombre no se deja llevar por sus emociones e instintos animales,
sino que los controla con aire de caballero. Es masculino el hombre superior, el amo de sí mismo, no el vulgar que dice sandeces en la calle y se comporta como
un energúmeno con los demás.
Con esto último, de hecho, abordamos el punto (c).
Acudiendo a la realidad, la masculinidad tradicional, la de todos los hombres, la de toda la vida, está compuesta por muchos comportamientos totalmente opuestos a
los que se le achacan a la mayoría de hombres en el video. Además, los
comportamientos del video, o bien no son nada tóxicos (como los juegos de
peleas), o bien no forman parte de la masculinidad, sino de problemas genéricos
(generales), no específicos, que pueden afectar a ambos sexos (como el caso del
acoso), o bien no son juzgables ética ni moralmente, sino solo excluidos
generalmente del comportamiento civilizado por su utilidad negativa actual
(como el bullying). Hasta prueba suficiente, no hay motivo para dar por válida
la existencia de la "masculinidad tóxica", por mucho que eso pueda
molestar a algunos activistas. Y esto, finalmente, abarca el punto (a). Si lo
señalado, o no es masculinidad, o no es malo, ergo, no hay elementos achacables
a esa supuesta "masculinidad tóxica", ergo tampoco hay motivo para
sostener la existencia de la misma.
¿QUÉ ES LO QUE SE HA LOGRADO CON ESTE VIDEO?
Pues muy simple: Se ha retratado a prácticamente
todos los hombres como unos monstruos, achacándoles comportamientos nocivos y
extremadamente raros, propios de una ínfima minoría de desadaptados; a la vez
que se ha satanizado una serie de comportamientos sanos, normales y naturales
en hombres heterosexuales, maquinando de esta forma una entidad de etérea
malignidad y carente de pruebas denominada "masculinidad tóxica", o
simplemente "masculinidad". Se ha dejado de lado el grueso de aportes
positivos masculinos a la sociedad, reduciendo la probidad del macho homo
sapiens a unas pocas excepciones. Se intenta decirle al hombre que está mal ser
hombre, sentirse hombre, actuar como hombre, estar orgulloso de ser hombre,
porque ser hombre significa todo lo malo que hay que cambiar. No, el comercial
no es un llamado a ser más respetuoso, más compasivo, mejor hombre. Es una
satanización del hombre, una generalización absurda, y una culpabilización por
cosas que no tienen nada que ver con la masculinidad, por comportamientos
negativos que pocos hacen, y por comportamientos normales, sanos y naturales
que no tienen absolutamente nada de malo. Es un llamado a arrepentirse de ser hombre,
tanto en lo bueno como en lo malo. Un llamado a convertirse en otra cosa. Y
como a priori solo se puede ser masculino o femenino, si se pugna por rechazar
lo masculino, la conclusión lógica es que se está pugnando por hacer al hombre,
femenino. Finalmente, se trata de la vieja dicotomía misándrica: Hombre,
masculino = malo // mujer, femenino = bueno. Lo peor es que quienes dicen esto
no se están dando cuenta de una cosa: Al atacar a los hombres, al intentar
disminuirlos de esta manera, lo único que están haciendo es que se desarrolle
un odio hacia lo femenino y hacia las mujeres, pues la exclusión y el
ostracismo al que están llevando al varón tiene efectos negativos, y muy
peligrosos, bien documentados por la ciencia
[9]. Por cosas como estas surgen
movimientos como los Incels. Aunque, bueno, curiosamente, quien fundó a los
Incels fue una mujer
[10].
La violencia contra la mujer no existe. Esa es una
falacia y una mentira que ya he desenmascarado hace tiempo
[11]. Nadie mata ni
violenta a una mujer sola y únicamente por ser mujer, es decir, por ser una
hembra homo sapiens con caracteres urinosexuales femeninos y cromosomas XX. Las
mujeres son muertas, como los hombres, por mecanismos genéricos de poder, con
aplicación según cada sexo, aplicación la cual es total y absolutamente
irrelevante para el estudio de las causas. Confundir una aplicación particular
con una causa específica es un error que cometen muchas feministas, y que no
resiste el menor análisis científico.
No se dejen engañar. Los hombres no son los
monstruos que pretende mostrar ese video. Vean a su alrededor. Tienen padres,
hermanos, amigos, novios. No son monstruos. No son potenciales violadores ni
feminicidas. Todo lo contrario: Si atendemos a los números, serían potenciales
salvadores de vidas, de vidas de mujeres. Mujeres como tú. Piénsalo.
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REFERENCIAS
[1] https://www.nature.com/articles/ng.3285
[2]
http://www.bbc.com/earth/story/20160822-why-bullying-is-such-a-successful-evolutionary-strategy
[3] http://dle.rae.es/?id=0ZpEHg5
[4] http://dle.rae.es/?id=0ZszPxA
[5]
https://reflexiones-irreverentes.blogspot.com/2018/11/mentira-violencia-mujer-5.html
[6]
https://medicalxpress.com/news/2018-03-emotional-suppression-memory-negative-events.html
[7] Buss, D. (1989).
Sex differences in human mate preferences: Evolutionary hypotheses tested in 37
cultures. Recuperado de
https://www.cambridge.org/core/journals/behavioral-and-brain-sciences/article/sex-differences-in-human-mate-preferences-evolutionary-hypotheses-tested-in-37-cultures/0E112ACEB2E7BC877805E3AC11ABC889
[8] Testosterone,
Total, Bioavailable, and Free, Serum. Mayo Clinic. Recuperado de
https://www.mayomedicallaboratories.com/test-catalog/Clinical+and+Interpretive/83686
[9] https://medicalxpress.com/news/2018-05-social-isolation-brain.html
[10] https://www.bbc.com/mundo/noticias-45355326
[11]
https://reflexiones-irreverentes.blogspot.com/2018/12/mentira-violencia-mujer-completo-pdf.html