martes, diciembre 11, 2018

La mentira de la violencia contra la mujer: Serie completa + PDF


La "violencia contra la mujer" es una falacia, una mentira que ha durado demasiado tiempo, y ya es momento de desenmascararla. En este blog he publicado una serie de artículos (7 en total) refutando cada una de las más populares asunciones a este respecto. Dichas asunciones son sostenidas principalmente por quienes adhieren al feminismo, ya sea en organismos públicos o privados, de alcance tanto local, nacional como internacional. Sin embargo, como bien sabe todo aquel que sea versado en lógica y ciencia, la cantidad de personas que crean algo es irrelevante en cuanto al valor veritativo de lo propuesto. O en cristiano: No importa cuantos crean que algo es verdad, eso no lo hace verdad, mas bien lo hace una falacia ad populum o ad numerum.

Si no han leído esta serie, abajo les dejo cada entrega, para que las lean con calma y a su ritmo:
Si desean leer el texto completo, pueden descargarlo en PDF (45 páginas) desde AQUI.

miércoles, noviembre 28, 2018

La mentira de la violencia contra la mujer. Parte 7: Conclusión y posibles objeciones

CONCLUSIÓN



NOTA: Si no has leído el artículo anterior, léelo AQUI.

Hombres y mujeres sufren de muchos tipos de violencia. Es esperable que algunos tipos de violencia sean más ejemplificados por hombres, y algunos otros por mujeres. A la mujer se la viola sexualmente más. Al hombre se lo mata muchísimo más, además de aplicársele muchos otros tipos de violencia en mayor medida. Son dos realidades que debe enfrentar cada sexo, de manera independiente.

Con todo lo que hemos visto hasta ahora, ha quedado claro que los alegatos principales que sustentan la mal llamada “violencia contra la mujer”, carecen de pruebas. La violencia es algo que sufren todos los seres humanos, sean del sexo que sean, y no en razón de su sexo. El sexo no es la causa, cuando mucho entraría en el ámbito de los efectos y las consecuencias, pues cada sexo, cada grupo, e incluso cada persona, vive la violencia de manera diferente, y no por ello eso es un tipo específico de violencia. La diferencia no implica exclusividad, la calidad de especial, único, o la legítima necesidad de diferenciación categorial. Si se va a seleccionar grupos, existen métodos científicos para ello, por ejemplo el Principal Component Analysis, técnica de aprendizaje no supervisado propia del Machine Learning. Teniendo la mejor ciencia a la mano, no caigamos en el error de elevar la subjetividad de algunos a un pedestal, menos aun cuando dicha subjetividad puede, y de hecho causa actualmente, daño a un sexo, simplemente por tener ese sexo. En este caso, el daño lo están recibiendo los hombres. Es hora de dejar el feminismo de lado, y pugnar por una verdadera igualdad, una donde los problemas de todos sean tratados con la importancia que merecen, sin pensar que por el hecho de ser mujer, los problemas son más graves, importantes o urgentes; o por ser hombre, puedes esperar sentado.

Lamentablemente, no hay motivo para creer en la existencia de la llamada “violencia contra la mujer” eso. No hay motivo para aceptar la retórica que la sostiene. Las cifras son claras, al igual que la realidad: Una donde los hombres de todos los tiempos han dado su vida para proteger a la mujer. La "violencia contra la mujer" es una enorme falacia. Una mentira que ha durado demasiado tiempo. Es hora de dejarlo claro, y decirlo con todas sus letras: Al día de hoy, la "violencia contra la mujer” NO EXISTE. Las mujeres sufren problemas que atender y resolver, pero, ni es lo mismo que la “violencia contra la mujer”, ni será posible combatir esos problemas, hasta que dejemos de lado el sentimentalismo y los prejuicios feministas, y nos atengamos estrictamente a la realidad.



POSIBLES OBJECIONES

Objeción: "Estás negando la muerte de X cantidad de mujeres en Z año/periodo/tiempo/etc. Eres un machista y un peligro para las mujeres".
Respuesta: No, simplemente esa cifra es irrelevante, al estar por fuera de un contexto válido. Pon esa cifra en contexto, y verás lo insignificante que es. Las evidencias están allí.

Objeción: "Ese estudio no toma en cuenta X, Y, Z factores, no te puedes fiar de él".
Respuesta: La ciencia se responde con ciencia. Si no te gusta el metaestudio citado, la única forma en que puedes rechazarlo válidamente es hacer un metaestudio que lo refute. Cualquier otra cosa, no pasa de tu opinión subjetiva, ergo, algo inválido e irrelevante.

Objeción: "Negar la violencia contra la mujer es machista".
Respuesta: ¿Y? ¿Qué importa? ¿Qué tiene que ver? Eso no es una respuesta, sino un simple pataleo emocional que no refuta nada. Vuelve con un argumento sustentado en un metaestudio, y hablamos.

Objeción: "Estás minimizando la violencia contra la mujer, todo su sufrimiento y dolor".
Respuesta: No, no lo minimizo, lo niego de tajo. El sufrimiento de las mujeres no es relevante aquí, sino las cifras sustentadas en la realidad. Y la realidad es clara, las cifras lo son. Deja ese sofisma patético para otra ocasión. Las apelaciones emocionales no son pruebas ni argumentos válidos.

Objeción: "Por más que lo niegues, seguirán muriendo mujeres por machistas como tú".
Respuesta: De nuevo, eso no es un argumento, es un simple alegato emocional sin valor, y un torpe ataque personal.

Objeción: "Las estadísticas de X país/lugar/territorio prueban la cantidad de mujeres violentadas, aunque lo niegues"
Respuesta: De nuevo, estadísticas de bajo nivel no son refutación a estadísticas de metaestudios. De la misma forma, las estadísticas de un país no son refutación a las estadísticas globales de un organismo internacional. Si quieres refutar algo de lo dicho, debes traer un metaestudio superior al que refiero, además de estadísticas más importantes y significativas que las emitidas por un organismo internacional de la talla de la ONU, la OMS, o similares.

Objeción: "La violencia contra la mujer no se reduce solo al asesinato por parte de su pareja".
Respuesta: Parcialmente cierto. La mujer sufre violencia, no solo la de pareja, sino de muchos otros tipos. Y no sufre solo violencia física grave, ni siquiera solamente violencia física. El asunto es que ninguno de estos otros tipos y niveles de violencia es realmente clasificable como "violencia contra la mujer" o "violencia de género", puesto que no son de aplicación exclusiva contra las mujeres (sea por parte de los hombres o de otras mujeres); ni tampoco se aplican contra la mujer por su condición de mujer, es decir, de ser humano con un cuerpo que de nacimiento tiene caracteres urinosexuales femeninos y cromosomas XX. La violencia no es exclusiva de un sexo, en su calidad de víctima o victimario. Como ha quedado probado, todos los elementos y causas de la violencia prácticamente no hacen diferencia entre hombres y mujeres, siendo mas bien que el mayor perpetrador de los diferentes tipos de violencia es la mujer, y la mayor víctima es el hombre.

La mentira de la violencia contra la mujer. Parte 6: El infanticidio y el aborto selectivo

¿Y qué hay del infanticidio y aborto selectivo?




NOTA: Si no has leído el artículo anterior, léelo AQUI.

La muerte de niños (infanticidio) está incluida en las cifras sobre homicidio, por lo cual no es necesario hacer mayores precisiones. Lo que sí debe quedar claro es que la muerte sigue afectando grandemente a niños y niñas, por muchos motivos, y como siempre, más a niños que a niñas. En todo caso, hasta ahora no se ha podido probar la muerte de una niña por motivo de su sexo, por lo que no podría tratarse de una forma de “feminicidio infantil”. Incluso si se diera ese caso (considerando que nunca falta un loco en este mundo), los casos de ello serían tan escasos, que serían estadísticamente insignificantes, siendo correcto clasificar estas muertes como simples infanticidios

El aborto o la muerte fetal de nonatos femeninos se deriva del derecho al aborto, que suelen defender las feministas. Si se ve a mal el aborto por razón de sexo, eso significa que se le está dando una dignidad humana desde antes de nacer, en este caso, la categoría de mujer, por lo que esto iría en contra del alegato del aborto como derecho y libertad esencial de la mujer gestante, y de la idea de que el nonato es un ente con inferior dignidad que la mujer adulta, de que es un ente no comparable con un ser humano nacido. Por el contrario, si se mantiene la idea de la validez del aborto, no hay forma ni motivo por el cual criticarlo. La posibilidad y libertad de efectuarlo por el solo deseo de la mujer (o pareja) hace imposible cualquier crítica al motivo del mismo. Ya sea por no ver frustrados sus planes profesionales o académicos, porque el nonato tenga algún problema no letal del que no quieren hacerse responsables (como el síndrome de Down), por el sexo que tenga, o porque simplemente no se desea tener un nuevo hijo, no hay forma de criticar una decisión soberana y personal, cuando desde el inicio se ha dado por válido este proceder.

En resumen: Si se da la plena libertad de abortar, sin razón de causa, es absurdo criticar el sexo como causa del aborto. Si se ve como inválido un motivo para el aborto, cualquiera que sea, entonces se está tirando al tacho la libertad plena de efectuar un aborto, y por ende sería válido establecer restricciones al mismo. Y una razón tan subjetiva como el sexo del nonato es equivalente a otra tan subjetiva como “es pecado” o “no le gusta a (mi) deidad”.

La mentira de la violencia contra la mujer. Parte 5: El acoso sexual

¿Y qué hay del acoso sexual como violencia?




NOTA: Si no has leído el artículo anterior, léelo AQUI.


Ver el “acoso”, de buenas a primeras, como “violencia contra la mujer”, es un grave error. Primero, porque tanto hombres como mujeres podemos ser acosados. No es una realidad exclusiva del sexo femenino. Por eso existen historias y estereotipos de las novias obsesivas, y de chicas que siguen a chicos, tanto que hasta ha llegado al mundo de los memes. Hace unos años existía el meme de la “novia celosa y obsesiva”, que si bien, como todo meme, va tras el humor, refleja una realidad femenina imposible de negar. Segundo, porque no todo es acoso. Hay cosas que al día de hoy se ven a mal, sin que ese rechazo sea fundamentado en un criterio racional y realista. Por ejemplo, el piropo es visto como una forma de acoso, cuando, siendo intelectualmente honestos, no encaja en esa categoría. El piropo no es a priori violencia, sino un uso de la libertad de expresión personal. Es cierto que puede ser incómodo para algunas personas, pero hay que verlo desde una perspectiva lógica, no solo por encima: Incómodo = emoción personal y subjetiva. Y bueno, a partir de una emoción personal y subjetiva no se puede determinar que algo es bueno o malo. Eso sería cometer una falacia de non sequitur.

Recordemos algo: Hoy en día, las mujeres en general, y las feministas en particular, defienden la libertad de usar su cuerpo como les parezca (por ejemplo, para ponerse la ropa que quieran, en cualquier momento y lugar). Ergo, quienes sostienen esto no deberían tener problema alguno en que otro haga uso de esa misma libertad, ¿verdad?...bien, un hombre que mira con deseo a una mujer, está haciendo eso mismo: Usando libremente una parte de su cuerpo (los ojos). Un hombre que emite un piropo (o cualquier sonido) está haciendo ello también: Usando libremente otra parte de su cuerpo (su boca y sus cuerdas vocales). Mismo caso, misma lógica. Esto es lo que se conoce como una isomorfia, y es la base de toda analogía válida.

Intentar objetar este hilo de razonamiento afirmando que esta analogía es falsa, debido a las diferencias entre estos escenarios (aludiendo a la incomodidad, por ejemplo), es inválido, dado que ese alegato no ataca la isomorfia planteada, la cual es ineludible, y por ende, indestructible. Así, o a todos se les reconoce la libertad de uso autónomo de su cuerpo (validando que una chica se pueda poner la ropa que quiera, así como que los hombres puedan mirarla y piropearla cuanto quieran), o no se le reconoce a ninguno (restringiendo el piropo, pero también la libertad de vestimenta).

Insistir en diferente trato para estas situaciones isomorfas, requiere echarse al hombro una astronómica carga de prueba, para, una vez asumida y válidamente cumplida, recién poder tratar diferentemente circunstancias cuya base, a priori, es idéntica. Ello requiere una justificación epistemológica como un Leviatán, que, como es obvio, no puede reducirse a los sentimientos o emociones femeninas, ni a la mera diferencia entre los analogados (las analogías se hacen entre elementos diferentes, sino no serían analogías, para empezar). De hecho, aludir a las diferencias irrelevantes es algo que en lógica se conoce como "falacia casuística". El que algo sea incómodo para una mujer no lo hace malo en sí (non sequitur), ni es suficiente diferencia para descartar la isomorfia planteada (casuística).

Muchas mujeres ya se han dado cuenta de esto. Una mujer no puede tachar de acoso el coqueteo torpe, o la admiración de su belleza. Eso es algo básico en la interacción humana. El que alguien no sepa coquetear, cortejar o seducir no es violencia, es simplemente torpeza, que se soluciona con la debida experiencia. No se puede castigar legalmente la torpeza o la falta de experiencia masculina solo porque no le gusta a las mujeres. Las mujeres que ven en esto acoso y violencia contra la mujer, deben comenzar a madurar, pues en el mundo uno se encuentra de todo, y todo tipo de personas. Parte de la madurez humana consiste en saber manejarse entre las diferentes situaciones que uno se encuentre en la vida, así como saber tomar las cosas como de quien viene. Tomar como algo serio y solemne el piropo de un hombre con el que probablemente nunca más te encuentres en tu vida, es cuando menos ridículo; cuando más, un problema de sensibilidad que podría requerir una consulta con un profesional de la salud mental. Tomar a mal el coqueteo, verlo algo tan normal, sano y natural como si fuera un acto aberrante de violencia, no tiene el menor sentido. El coqueteo está más cerca al romance que a otra cosa. Tal vez no sorprende, por ende, que sean las feministas quienes más estén en contra del amor romántico, y pugnen por cambiarlo por el “amor libre”, es decir, relaciones sin compromiso ni responsabilidad emocional, sino algo como “amigos con derecho”.

Pero vamos más allá. No es solo que se ve a mal que el hombre exhiba formas de acercamiento a la mujer, sino que en similares o iguales circunstancias, al hombre se lo tacha de acosador, violento y peligroso, y es pasible de sanciones legales, así como de terminar con la vida destrozada por efecto de las redes sociales. No es solo eso. Es peor aún: A las mujeres que hacen eso mismo, se las toma como románticas y empoderadas, y cualquier crítica es tomada automáticamente como violencia contra la mujer. Sí, tan extraño, contradictorio e hipócrita como suena. Se ve a mal cuando un hombre coquetea y busca el romance, pero se ve a bien cuando lo hace una mujer. Para muestra un botón: El 18 de abril del 2017, un joven de Murcia, España, vio a una chica en el tren. Al instante se sintió atraído por ella. Dado que no se animó a pedirle sus datos, se dedicó a buscarla, poniendo 4 papeles pegados en la ciudad, y solo 4, confesando su sano y romántico interés, e invitándola a que se conozcan. Al instante, salieron quienes comprendieron la actitud romántica del joven. Algo inadecuada tal vez, pero sin malicia. Sin embargo, no faltaron quienes vieron esto como acoso, machismo y un posible problema psiquiátrico. Y fueron muchos. Los medios crucificaron al joven, quien solo quería conocer a una chica y salir con ella [1], tachándolo de lo peor, sobre todo desde la perspectiva de muchas mujeres feministas [2], e incluso inventando supuestas respuestas de “la chica del tren”. Por fortuna, la verdadera “chica del tren” llegó a ser contactada, y la historia tuvo un final feliz, pues se cayeron bien y se comprometieron a conocerse, una vez los medios se hayan alejado [3].

Como se ve, en caso sea un hombre el romántico, interesado, o “aventurado” en hacer este tipo de búsquedas públicas, automáticamente hay una acusación de machismo y violencia contra la mujer. Pero, ¿qué pasa cuando el caso es a la inversa, cuando es la mujer la que hace este tipo de cosas? Creo que intuyen la respuesta. Y sí, es esta: Simplemente se toma como un acto romántico y de empoderamiento femenino. ¿No creen que existan esos casos? Véanlo ustedes mismos:

Vera Feddersen [4], una berlinesa residente en Dublín, que trabaja para una institución educativa alemana en esa ciudad [5], volaba de Londres a la capital irlandesa en un vuelo de Ryanair, cuando vio entre los pasajeros a un hombre del cual se enamoró a primera vista. Intercambiaron unas cuantas palabras al recoger maletas, pero no pudo obtener sus datos. Así que inició una búsqueda por redes sociales, misma que se volvió viral, tratando de ubicar a su amor platónico. Y bueno, aunque es obvio, Facebook tiene mayor alcance que 4 papeles en la ciudad de Murcia. Pero a ella no se la llamó loca y enferma, mas bien los medios la calificaron como una historia de película romántica [6] [7], y las opiniones al respecto en las redes sociales son casi en su totalidad positivas y de buenos deseos.

Una chica en un bus de Rosario, Argentina, vio a un chico del cual se sintió atraída. No tuvo mejor idea que sacarle una foto sin que él se diera cuenta, y usarla para buscarlo por redes sociales [8]. Al final llegó a dar con el joven en un lapso de 48 horas. Él, en lugar de molestarse y ver esto como acoso, tomó las cosas con humor y mucha educación, rechazando sus avances románticos y deseándole suerte en la búsqueda de su media naranja. En este escenario, si los sexos de los protagonistas hubieran estado invertidos, casi con seguridad se hubiera hablado de una agresión machista, unida a una posible sanción legal por la difusión de su imagen. Pero como se dieron las cosas, no pasó de una anécdota romántica sin mayor consideración de gravedad.

¿Qué estos casos también son violencia y deberían estar prohibidos y/o penados? ¿En serio? Siendo intelectualmente honestos, estos casos, si bien pueden ser ejemplo de comportamiento inapropiado, no constituyen algo malo en sí, pues la intención de los ejecutantes no fue hacer daño, y la acción tampoco generó daño objetivo. Por ende, en vez de ver a mal y como legalmente punibles estos casos, deberíamos verlos como algo inocuo, pues sin duda lo son. No es lo mismo que alguien te busque para matarte, que para invitarte a una cita. Y no podemos tratar ambos casos como si fueran lo mismo. Tampoco tiene sentido punir un coqueteo torpe o el romanticismo. Eso no hace ningún daño. Por más que intenten estirar el término para incluir cualquier suerte de daño subjetivo, invitar a alguien a una cita o similar, objetivamente hablando, no es algo lesivo.

¿Qué la cantidad de mujeres que hacen esto es menor a la de hombres? Pues no hay estadísticas globales de este tipo de casos. Como se comprenderá, los gobiernos no hacen estadísticas de intentos de coqueteo por Facebook, así que no podemos afirmar ello.

¿Qué no es lo mismo empapelar la ciudad que hacer una búsqueda en redes sociales? Bueno, claro que no es lo mismo. En el caso del chico de Murcia, solo fueron 4 papeles. La chica alemana fue directamente a Facebook, y esta red social tiene alcance global. Así que mucho respeto a la privacidad no hubo, y la escala del intento inicial fue claramente dispar.

¿Qué no es lo mismo que lo haga un chico a que lo haga una chica, siendo que si lo hace un chico es machismo? Bueno, eso no tiene sentido, y es mas bien una forma de misandria, al querer denostar a los hombres y sus características (macho) como algo negativo, aunque el acto denostado no tenga relación alguna con ello. Y efectivamente no la tiene. Primero, no hay motivo por el cual afirmar que es diferente cuando lo hace un chico que cuando lo hace una chica. La exposición del otro a escala global es la misma. El deseo de encontrar a la otra persona es la misma. Las ganas de encontrarla no tienen que ser las mismas, eso cae en la esfera particular-subjetiva, y no es juzgable de ninguna manera. Si vemos que un hombre y una mujer hacen lo mismo (una búsqueda global de alguien que les gustó), ¿cómo se va a decir que es diferente? Simplemente no se puede. Cualquier alegato en ese sentido es un intento de construir un escenario ad hoc a favor de la mujer y en detrimento del hombre, y por ende, una falacia que debemos rechazar de antemano. Segundo, que no es ni puede ser machismo algo que hacen hombres y mujeres sin distinción de sexo y sin fundamento en el sexo del otro, más allá de la orientación sexual propia. Buscar a alguien que te gusta no tiene nada que ver con alguna superioridad masculina. Si se dice que ello es ver a la persona buscada como un objeto, y que ello es un comportamiento machista, entonces la mujer que lo hace también lo estaría viendo así, y por ende, ese alegato de machismo se derrumbaría. Si se insiste diciendo que las mujeres también pueden ser machistas, volvemos a lo mismo: Buscar a alguien que te gusta no tiene relación alguna con el machismo. Para decir que las mujeres también son machistas, y tomar como prueba este acto, tendríamos que aceptar de antemano que este acto es machista. Es decir, tendríamos que aceptar un argumento circular. Y no tenemos motivo alguno para hacer esto.

Lo que la evidencia nos deja claro es que esto no es algo que hagan en exclusiva los hombres contra las mujeres. Es algo que hacen unas personas sobre otras personas. Así de simple. Si se va a ver romántico en un caso, lo intelectualmente honesto es verlo romántico en todos. Si se va a ver como acoso en un caso, se debe ver así en todos los demás, sin distinción. Así, lo único a analizar es si efectivamente ese comportamiento es malo o no. Y siendo honestos, no hay algo malo en sí en un avance romántico como este, ni en general, en un avance romántico torpe. Estas historias se han repetido varias veces en el tiempo, y muchas han dado origen a relaciones realmente bonitas. Por ende, siendo que en esto no hay nada de malo en sí, lo correcto es dejar que ocurra, sin satanizarlo, muy a pesar de que se quiera usar estos casos para denostar al varón.

También se suele acusar al hombre de machista, misógino, cosificador y demás por apreciar la belleza femenina. Se ve a mal que los hombres expresen vehementemente su deseo y admiración por un cuerpo esbelto, una figura torneada, unos glúteos bien formados y unos pechos turgentes. Pero claro, solo en el caso del hombre. Cuando es una mujer la que hace esto, es empoderada y libre, y quien ose estar en contra es un machista. ¿No me creen? De nuevo, pruebas en mano, se los demuestro: En la toma de mando de Andrés Manuel López Obrador como nuevo presidente de México, éste tuvo una escolta de cadetes. Uno de ellos resultó muy atractivo para las mujeres, tanto así que buscaron su nombre, datos personales, fotos y demás. Al cadete le pusieron el sobrenombre de “el soldado del amor”. Su nombre verdadero es Giovanni Lizárraga [9]. No faltó la mujer que lo “cosificó”, como dirían en lenguaje feminista; o como se diría de forma normal, lo vio física y sexualmente atractivo [10] [11].

¿Ven ahora que la “cosificación”, el “acoso” y el “hostigamiento por redes sociales” no son algo exclusivo de los hombres? Por ello, es imposible decir que estas acciones son fruto del machismo y la violencia contra la mujer. En realidad son cosas que hacen hombres y mujeres, sin distinción de sexo, sin motivo de sexo (más allá de la orientación sexual), en mayor o menor medida. No hay aquí ninguna “violencia contra la mujer”, de la misma manera en que no la hay en ninguna acción cuya causa sea transversal a los sexos. Insistir en que esto es “violencia contra la mujer”, por ende, es imposible, y solo puede ser sostenido negando la evidencia de la transversalidad de este comportamiento y su motivación. De más está decir que sentirse atraído por alguien bello del sexo opuesto es algo normal, sano y natural, al igual que verlos como objetos en cierta medida. La mal llamada “cosificación” no es más que la sana, normal y natural atracción estético-sexual que experimentamos los seres humanos. Sobra decir que ver a mal y como machismo, algo tan, valga la redundancia, normal, sano y natural, no resiste el menor análisis, y solo puede ser sostenido renunciando a la ciencia, y abrazando discursos que no se sustentan en esta, o que de plano la niegan.

Un grupo de intelectuales francesas, conscientes de la locura de esta situación, han firmado un manifiesto dejando en claro lo que es obvio: El piropo no es acoso [12], y movimientos como el #MeToo han llegado demasiado lejos. Una prueba de ello es el mismo caso Weinstein, donde, si bien se puede apreciar el uso de la posición de poder que un hombre ejerció para conseguir favores sexuales (cosa que es bastante criticada), poco se habla de que las mujeres que aceptaron acostarse con él, básicamente ejercieron la prostitución: Cambiaron sexo, por un beneficio material. Y claro, eso no es criticado, ni es tomado como lo que es: Una muestra del poder femenino, basado en la belleza y el sexo. Una muestra más local y reciente en Latinoamérica es el caso de la actriz Karla Sousa, misma que acusó haber sido víctima de una violación por un productor mexicano hace años, y que ocasionó graves perjuicios laborales y sociales al productor Gustavo Loza, sin prueba alguna de que este la hubiera violado. De hecho, este mostró pruebas de su relación con Karla, refutando así una asociación espuria con la idea de ser una especie de Weinstein mexicano y criminal [13], tanto mas cuanto la misma Karla había dicho que ella se aprovechaba de su belleza para seducir a productores y conseguir papeles [14].

Este no es el único caso de mujeres que se dan cuenta de que el piropo no es acoso, y que hablar de acoso tan a la ligera, es un grave error. El nuevo libro de Marta Lamas (feminista) también da cuenta de ello. Y es interesante que lo diga una feminista de amplia trayectoria como ella, pues de una feminista no es de esperarse un pensamiento así [15].

Personalmente estoy en contra de los "piropos" subidos de tono, de los de tipo albañil. Pero somos adultos, y un adulto psicológicamente sano y normal es capaz de discriminar las cosas, dándole importancia a lo que realmente la tiene, y tomando las cosas como de quien viene. En la vida, no solo nos encontraremos con piropos, sino con toda suerte de problemas y malestares, de opiniones y posturas que no nos gustan, pero no por ello podemos plantear una censura hacia quienes no estén en sintonía con nosotros. Eso no tiene sentido, y de hecho sería altamente dañino para la sociedad. Sería discriminar bien por sexo (misandria), por clase social, por grado de cultura, etc. Si bien no toda discriminación es mala en sí, ya que hasta la inteligencia artificial puede ejercerla [16], hacerlo solo porque no comparten nuestros pensamientos o forma de ver las cosas sería absurdo, y en nada diferente a la inquisición o el nacionalsocialismo alemán. De allí a hacer guetos y comenzar una cacería de brujas, no hay mucho trecho. Y no hay que dudar de cuán irracional puede ser la sociedad al día de hoy. Si en muchos lugares siguen matando gente por ser atea u homosexual, e incluso por rumores de violación o compra-venta de niños que al final resultan falsos, cualquier cosa es esperable.

En la vida hay que saber manejar todo tipo de situaciones. Y que la gente te incomode, es una de ellas. No podemos simplemente poner una censura solo porque quienes se incomodan son mujeres. Ser mujer, es decir, nacer con caracteres urinosexuales femeninos y cromosomas XX, no es algo de una dignidad especial. Es igual de valioso que nacer hombre. Poner leyes o derechos dependiendo del sexo, es básicamente prescribir privilegios. Y se supone que desde el feminismo se lucha por abolir los privilegios masculinos. Poner privilegios femeninos sería convertirse en lo mismo que se busca destruir. Incluso dejando de lado el feminismo, sería absurdo por innecesario y discriminatorio.

La vulgaridad en general debe irse erradicando de la sociedad. No por tonterías de "respeto a la mujer" o evitar la "violencia de género", sino porque la sociedad debe hacerse cada vez más sabia, erudita, intelectual. Y ello implica dejar de lado las formas inferiores de acción. Pero en sí, el piropo, vulgaridades aparte, no es algo que genere un daño objetivo, y por ende, no hay motivo por el cual sostener que debe ser eliminado, que es acoso, y que es “violencia contra la mujer”.

Así las cosas, hay que tener mucho cuidado al hablar de acoso, pues puede terminar confundiéndose algo tan como la capacidad de la libre expresión, el coqueteo y la cortesía, con violencia. Y sin duda, no son lo mismo. Confundirlos, como sucede hoy, infla falazmente las cifras de acoso, y lo mismo sucede con otras cosas, que hoy son calificadas como “violencia contra la mujer”, siendo que en realidad son simplemente violencia, sin etiqueta alguna. De hecho, hablar de “violencia contra la mujer” impide visibilizar la violencia que sufre el hombre, al prestarle especial importancia a la que viven las mujeres, relegando a un plano secundario la violencia “común”, y peor aún, la violencia que pueda sufrir el hombre, aunque esta sea idéntica en características a la que vive la mujer.


[1] “Esto es un poco sicópata”: Busca a chica que vio en el tren y su idea indigna a todos. Recuperado de https://www.rockandpop.cl/2017/04/no-te-das-cuenta-que-esto-es-psicopata-busca-a-chica-que-vio-en-el-tren-y-su-iniciativa-causa-controversia
[2] “No, lo de la chica del tranvía de Murcia no es romántico”. Diario El País. Recuperado de https://elpais.com/elpais/2017/04/28/mujeres/1493373650_777203.html
[3] “Joven que buscaba a la chica que lo ‘enamoró’ en un tren recibe una inesperada respuesta”. Recuperado de https://www.biobiochile.cl/noticias/sociedad/curiosidades/2017/04/29/joven-que-buscaba-a-la-chica-que-lo-enamoro-en-un-tren-recibe-una-inesperada-respuesta.shtml
[4] Just Eat National Takeaway Awards 2017. Recuperado de https://www.beaut.ie/photos/just-eat-national-takeaway-awards-2017-397718. Vera es la chica con vestido negro y saco gris que sale junto a otra chica con vestido azul.
[5] Vera Feddersen, parte del staff de St. Kilian’s Deutsche Schule Dublin. Recuperado de https://www.kilians.com/staff_members/vera-feddersen/img_6512-copy
[6] “Facebook: se enamoró de un hombre en el aeropuerto y pide ayuda para encontrarlo. Recuperado de https://larepublica.pe/ocio/839957-facebook-se-enamoro-de-un-hombre-en-el-aeropuerto-y-pide-ayuda-para-encontrarlo
[7] Vio al hombre de su vida en un avión, no le pidió el teléfono y ahora lo busca en Facebook. Recuperado de https://www.20minutos.es/noticia/2934116/0/hombre-vida-avion-pidio-telefono-facebook
[8] “Se enamoró en el colectivo, lo buscó por Facebook y lo encontró”. Diario Clarín. Recuperado de https://www.clarin.com/sociedad/enamoro-colectivo-busco-Facebook-encontro_0_HkWzckgjD7e.html
[9] “Sensual cadete opaca a AMLO en plena toma de protesta”. Revista TV Notas, Recuperado de http://www.tvnotas.com.mx/virales/sensual-cadete-opaca-amlo-en-plena-toma-de-protesta
[10] “Los comentarios más ‘hot’ de mujeres hacia cadete ‘guapo’ de AMLO”. Recuperado de https://elbigdata.mx/trending/los-comentarios-mas-hot-de-mujeres-hacia-cadete-guapo-de-amlo
[11] “Cadete se robó las miradas durante la posesión de López Obrador como presidente de México”. Recuperado de https://www.pulzo.com/mundo/memes-cadete-robo-miradas-posesion-amlo-PP601589
[12] Catherine Deneuve y un centenar de mujeres francesas denuncian ‘totalitarismo’ de #MeToo. The New York Times. Recuperado de https://www.nytimes.com/es/2018/01/10/francia-metoo-deneuve-balancetonporc
[13] Gustavo Loza difunde mensajes de Karla Souza tras denuncia de agresión sexual. Diario El Comercio. Recuperado de https://elcomercio.pe/tvmas/farandula/gustavo-loza-conversaciones-karla-souza-defender-acusaciones-mexico-noticia-524715
[14] Karla Souza, en 2014: “Cuando veía que a un productor yo le gustaba, lo usaba para recibir un papel”. Sin Embargo MX. Recuperado de https://www.sinembargo.mx/23-02-2018/3389405
[15] Mujeres feministas se manifiestan contra nuevo libro de Marta Lamas por justificar acoso. Página “La Crítica”. Recuperado de http://www.la-critica.org/feminismo/feministas-denuncian-marta-lamas
[16] Could AI robots develop prejudice on their own? EurekAlert. Recuperado de https://www.eurekalert.org/pub_releases/2018-09/cu-car090618.php

La mentira de la violencia contra la mujer. Parte 4: La ablación genital femenina

¿Y qué hay de la ablación genital femenina?




NOTA: Si no has leído el artículo anterior, léelo AQUI.

Esto es lo que se conoce también como “mutilación genital femenina”. Pero esta es una forma social de referirse a ello. El término “ablación” es, primero que nada, un término médico (ICD-10-PCS: H33.2, Z90.7; CIE-9-MC: 253.7, 621.8; CIAP-2: F82, X28, X99). Es un tipo de extirpación [1] por intervención quirúrgica, medios físicos (radiación, frío o calor) o químicos. Aunque coloquialmente, el término “ablación” suele usarse como sinónimo de “ablación genital femenina”, en medicina no tiene esa connotación exclusiva. De hecho, puede hablarse de “ablación cardiaca” para prevenir problemas en el ritmo de este órgano [2], y de muchos otros tipos de ablación.

Bien, ahora que hemos establecido el correcto uso de este término, vayamos a lo que nos atiene: Su posible calidad de violencia.  Claro está que, en su forma médica, no tiene nada de malo; de hecho es un procedimiento beneficioso para las personas, en determinadas circunstancias. Si vamos a ver ello como violencia, debemos dejar el campo médico, y por ende, ver un asunto médico desde un entendimiento sociocultural. Ya de por sí, hacer esto es un enorme problema, pues se está tratando un asunto de ciencia aplicada como si fuera un asunto de legítima discusión entre hijos de vecino, cosa que evidentemente no lo es. Así que, desde el inicio, hacer esto es un ejercicio no científico. Por ende, lo que podamos concluir de tratar este punto socialmente, aparte de los resultados estadísticos, no tendrá respaldo científico legítimo, sino que responderá al parecer de unos grupos u otros, imbuidos en su propia ideología y características ético-morales.

Para hablar de la ablación genital femenina como forma de violencia, primero debemos categorizarla y caracterizarla. Vamos a analizarla, para poder establecer la jerarquía categorial a la que corresponda, tentativamente, pues recordemos que estamos hablando ahora de algo social, y por ende, aunque la rigurosidad científica no es requerida, es menester echar mano de la honestidad intelectual para alcanzar resultados que posteriormente puedan ser usados para un tratamiento científico, y posibles investigaciones, de tal forma que podamos tratar estos problemas con la objetividad del caso, y por ende, tomar las mejores medidas para su solución exitosa. Así, primero tenemos que la ablación genital femenina, es, primero que nada, una forma de ablación negativa, es decir, mutilación. Una que se refiere a los genitales. Y en este caso, una que se refiere a los genitales femeninos. En esta ocasión, lo importante es definir las categorías con claridad, para incluir o descartar elementos que puedas desvirtuar su clasificación objetiva.

Bien, tenemos que la ablación genital femenina, es, antes que todo, una forma de mutilación. La mutilación es algo que se puede dar en hombres y mujeres, y es pasible de efectuarse en cualquier parte del cuerpo. Cada mutilación en específico tiene un nombre particular, pero como estamos estableciendo categorías, los nombres de cada procedimiento específico son irrelevantes. Lo que debe quedar claro es que la mutilación es un problema que no hace diferencia entre sexo, edad, condición social, etc. Puede darse tanto en la guerra (como una forma de tortura) como en tiempos de paz (por motivos socioculturales).

Pero la mutilación en sí pertenece a una categoría superior: La de modificación corporal. La modificación corporal puede darse al añadir cosas, quitar cosas, o cambiar cosas. Un ejemplo de lo primero es la de los llamados “biohackers”, que se implantan chips en el cuerpo voluntariamente. Un ejemplo de lo segundo es la ablación del clítoris, claro, pero también la amputación de una pierna gangrenada. Un ejemplo de lo tercero es la de partir la lengua en dos, para que esta tenga una apariencia viperina. La modificación corporal puede ser tanto voluntaria como no-voluntaria.

Así, ya tenemos dos categorías: Modificación corporal, y debajo de ella, bajo el subtipo de no-voluntaria, tenemos la mutilación. Podemos avanzar en especificar la parte del cuerpo que se va a mutilar, sin duda. La pregunta es: ¿Es eso necesario? La respuesta es: A priori, no. Cualquier mutilación corporal es deleznable, y debería ser castigada, por cuanto se habla de algo en contra de la voluntad de la persona. Establecer una diferenciación entre una mutilación u otra no puede responder a criterios enteramente subjetivos, como su pertenencia a determinado sexo. Necesitamos algo más fuerte. Algo que no provenga solamente del parecer de los sorprendidos y afectados emocionalmente, sino algo objetivo. Y lo primero que tenemos, a este respecto, es el mismo cuerpo humano. En este caso, su importancia sistémica, es decir, la importancia proporcional de su funcionamiento. Me explico: La ablación genital femenina es una forma de mutilación, sin duda. Pero el que te quiten una pierna luego de un secuestro también lo es. En el supuesto de que, en ambos casos, las heridas cerraran, sin recuperación de las partes mutiladas, ¿cuál mutilación implicaría mayor afectación a la persona? Una mujer con el clítoris completamente amputado, y que haya sanado exitosamente, presentará casi que como únicos síntomas la insensibilidad de la zona, eliminación del placer sexual, y en algunos casos, problemas al orinar. Pero nada del otro mundo. Claro está, este no suele ser el escenario común en este tipo de mutilaciones, pero ello es un tema diferente, y en realidad, irrelevante, pues esto último recae mas bien en el tema de la falta de medidas médico-sanitarias para practicar un procedimiento, cualquiera que sea, y en cualquier caso esto implica grandes riesgos para cualquier tipo de modificación corporal. Por otro lado, una persona a la que se le haya quitado una pierna presentará la necesidad de prótesis, tendrá movilidad restringida, y una serie de problemas que requerirán un cambio en la vida de la persona, poniendo en peligro su autonomía, y en la práctica (cosa que en realidad no debería ocurrir), mayor dificultad a la hora de conseguir trabajo o pareja. Si bien ambas formas de mutilación son deleznables, una es mucho más grave que la otra. De más está decir que alguien que pierde una extremidad requiere atención de un profesional de la salud mental, pues la carga psíquica puede llegar a ser muy grande y generar problemas. La atención psicológica es también necesaria en el caso de quien sufre ablación genital femenina.

Hasta aquí ya tenemos una clasificación inicial clara, sobre la cual podemos ponderar cierta importancia según la importancia fisiológica de aquella parte del cuerpo que haya sido mutilada. El clítoris es un órgano cuya única función es dar placer. Nada más. En ese sentido, una pierna es, fisiológicamente hablando, algo de mayor importancia. Y de nuevo, la mutilación sigue siendo un problema que padecen hombres y mujeres por igual. De hecho, podríamos decir que lo padecieron históricamente más hombres que mujeres, dado que son los hombres los que más han participado en guerras, descubrimiento de nuevos territorios, y colonizaciones, y estas situaciones, sin duda, los han expuesto a mayores incidencias de este hecho tan lamentable. Pero dejemos eso de lado por un momento. Si deseamos seguir ahondando en el tema de la mutilación, podemos incluso, siendo demasiado permisivos, hablar de la mutilación por la zona mutilada. En este caso, podemos mencionar la mutilación genital. Esto no sirve para fines de sopesar la importancia de la parte del cuerpo mutilada (pues eso se desprende de un análisis general), sino para meros fines de clasificación. Hablando de la mutilación genital, ¿tenemos evidencias de que sólo las mujeres hayan sufrido de esta práctica? La respuesta, de nuevo, es no. Existen mutilaciones más o menos severas, independientemente de la zona. Hablando específicamente de los genitales, la más leve sería la circuncisión, y las más severas serían la ablación genital (para mujeres, la clitoridectomía [3], o amputación total del clítoris, la forma más común de ablación genital femenina; para los hombres, la castración) y la infibulación (también practicable a hombres y mujeres, que consiste en el estrechamiento, por corte y/o sutura, del canal de salida masculino o femenino) [4]. Así, no ablación genital no solo se practica en mujeres, sino también en hombres, por lo que no es un padecimiento exclusivamente femenino. La ablación no tiene sexo.

Entonces, ¿por qué hablar de la ablación genital femenina como un problema especial y en específico? La respuesta es simple: Porque ello es lo que promueve el feminismo, a nivel nacional como internacional. Básicamente no hay otra explicación.

¿Podríamos clasificarlo como violencia contra la mujer por la cantidad de afectadas? No. Como hemos visto, la cantidad, por sí sola, no define un problema como típicamente de hombre, mujer, o de cualquier grupo. Una cosa es que un problema le pase a una mujer, otra es que le pase por ser mujer. De lo contrario, no solo estaríamos contradiciendo la propia definición de “violencia contra la mujer” de la ONU, y que aceptan todos los organismos nacionales e internacionales que luchan contra ella, sino que podríamos usar esa misma lógica para hablar de los asesinatos como violencia contra el hombre, simplemente por la preponderancia y la cantidad de muertos en su haber. Por otro lado, no existen cifras confiables a través de la historia acerca de la mutilación genital femenina. Las estadísticas más confiables las tenemos a través de la ONU, desde 1980, y se calcula que aproximadamente 200 millones de mujeres han sido objeto de esta práctica [5]. Y dicha práctica va en franco descenso. La forma más común de obtener información al respecto es mediante encuestas de autorreporte, donde se pregunta a las mujeres si han sido circuncidadas [6]. Pero si somos honestos intelectualmente, veremos que la práctica de la mutilación genital estaba mucho más extendida en hombres que en mujeres. En China, por ejemplo, los eunucos eran muy valorados en la corte real. En los pueblos semíticos, los hombres debían, sí o sí, estar circuncidados, e incluso se usaba la circuncisión como trofeo de guerra o forma de castigar a los pueblos vencidos [7]. Los pueblos mesopotámicos usaban la castración como forma de castigar la homosexualidad masculina [8]. En Europa, existía la costumbre de los castrati. E incluso en estos tiempos, la costumbre de la mutilación masculina sigue en pie, de la peor forma [9]. Mientras que la circuncisión femenina era mas bien algo poco común, incluso hasta excepcional y no obligatorio aún en los pueblos que la tenían contemplada (siendo la práctica de la circuncisión femenina, en la antigüedad, algo principalmente de los territorios musulmanes [10] [11], correspondiendo al tipo I de la clasificación de la OMS [12], quitar sólo el prepucio del clítoris, y excepcionalmente el exceso de labios vaginales), la circuncisión masculina ha sido efectuada al menos en 1 de cada 6 hombres [13]. Esta cifra, históricamente, supera por mucho el número de víctimas femeninas. Como dato adicional, la práctica de la mutilación femenina puede rastrearse hasta lo que se denomina la “circuncisión faraónica”, práctica de mutilación grave que incluía la infibulación, y que parece ser propia de pueblos africanos, justamente donde aún permanece esta práctica con más fuerza.

¿Podríamos clasificarlo como violencia contra la mujer por ser una práctica cultural asociada indisociablemente a la condición de mujer? Tampoco. De nuevo, una cosa es que algo le suceda a una mujer, y otra que le suceda a alguien por ser mujer. La ablación genital le sucede a la mujer y al hombre. La gravedad de la misma, según cada caso, es irrelevante. Evidentemente, la ablación genital femenina le acontece solo a la mujer, pero por clasificación, porque existe una diferencia fisiológica, y como manifestación del tipo de violencia, no como causa sui. No hay que confundir un problema general con manifestación según cada afectado, con un problema específico para alguien que resulte afectado. La forma en la cual poder distinguir un caso del otro es muy simple: Si existe una categoría general que explique suficientemente algo sin acudir a una especificidad como explicación causal, una categoría específica es irrelevante, y podemos descartarla haciendo uso de la navaja de Occam. En este caso, tenemos una categoría general (la ablación) que explica suficientemente el fenómeno (la diferencia en procedimientos se debe simplemente a la diferencia fisiológica), sin tener que añadir una categoría específica como explicación causal (puesto que, con esta categoría, se hace innecesaria la de “ablación genital femenina”). No hay que multiplicar los entes más de lo necesario, como decía el buen Occam.

Si todavía quedan dudas, es fácil despejarlas. Estas prácticas se encuadran, además de en las categorías señaladas, en las de “acciones de adscripción grupal”. En esta categoría podemos hallar otras cosas, como los ritos de iniciación y de transición a la vida adulta, aquellos que se encuadran en acciones de honor, y otras acciones tradicionales. Al día de hoy aún podemos ver algunas de estas acciones, por ejemplo, en el judaísmo, donde conservan la tradición del Bar-Mitzva (hombres) y Bat-Mitzva (mujeres). En países occidentales, se mantiene la fiesta de 15 años a las mujeres, resabio de la antigua presentación en sociedad de las hijas en edad núbil. En otros lugares del globo, se mantienen prácticas de adscripción grupal que pueden poner en riesgo la vida y salud de las personas, o incluso constituir violencia sexual contra los hombres. Un ejemplo de lo primero es la tradición de la “tribu cocodrilo” en Papúa-Nueva Guinea, donde se hace a los hombres una serie de cortes para darles una apariencia similar al cocodrilo [14]. Esta práctica cobra siempre algunas víctimas, por infecciones o la masiva pérdida de sangre. Un ejemplo de lo segundo es el ritual de la tribu Sambia, también en Papúa-Nueva Guinea, donde los varones jóvenes deben beber el semen de hombres adultos durante muchos años, hasta alcanzar la edad y madurez suficiente para ser considerados adultos. Esto se da bajo la creencia de que el semen masculino les dará fuerzas para conseguir su propia masculinidad [15]. Posteriormente, ellos darán a beber de su propio semen a los nuevos jóvenes, y a sus esposas cuando estén dando de lactar a sus bebés, bajo la creencia de que la leche materna es semen modificado, y por ende, que son los hombres los que realmente los alimentan [16].

Estos, y muchos otros ritos son los que a menudo han tenido que pasar los hombres en el transcurso de la historia [17]. Por ende, pensar que las acciones de adscripción grupal, en este caso, las acciones de modificación corporal no-voluntarias de tipo mutilatorio en los genitales, que conocemos como mutilación sexual, no son un problema exclusivamente femenino. Nunca lo han sido. Y los hombres han sido, en todos los tiempos, los más afectados por esta práctica. Así que no, no es un problema exclusivamente femenino, y no, no puede calificarse solo como “violencia contra la mujer”. Es violencia, de un tipo que afecta a hombres y mujeres, y que ha afectado más a hombres que a mujeres, siendo sinceros.


[1] http://dtme.ranm.es/dtm/ver.php?id=94043&cual=0
[2] Procedimientos de ablación cardíaca. Medline Plus. Recuperado de https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/007368.htm
[3] http://dtme.ranm.es/dtm/ver.php?id=54647&cual=0
[4] http://dtme.ranm.es/dtm/ver.php?id=119167&cual=0
[5] Female genital mutilation/cutting: A global concern. UNICEF. Recuperado de
https://www.unicef.org/media/files/FGMC_2016_brochure_final_UNICEF_SPREAD.pdf
[6] Female Genital Mutilation/Cutting: A statistical overview and exploration of the dynamics of change. p. 23. UNICEF. Recuperado de https://www.unicef.org/cbsc/files/UNICEF_FGM_report_July_2013_Hi_res.pdf
[7] La Biblia: 1 Samuel 18:25 Y Saúl dijo: Decid así a David: El rey no desea dote alguna, sino cien prepucios de los filisteos, para tomar venganza de los enemigos del rey. Pero Saúl pensaba hacer caer a David en manos de los filisteos // 1 Samuel 18:27 Levantóse David, y partióse con su gente, e hirió doscientos hombres de los Filisteos; y trajo David los prepucios de ellos, y entregáronlos todos al rey, para que él fuese hecho yerno del rey. Y Saúl le dió a su hija Mical por mujer // 2 Samuel 3:14 Después de esto envió David mensajeros a Is-boset hijo de Saúl, diciendo: Restitúyeme mi mujer Mical, la cual desposé conmigo por cien prepucios de filisteos.
[8] García Valdés, Roberto. (1981) Historia y presente de la homosexualidad, Madrid: Akal/Universitaria, pág. 15. Recuperado de https://books.google.co.cr/books?id=qoy-JqefILsC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false
[9] Posible castración de menores, en Holanda por sus impulsos homosexuales. Diario “El País”. Recuperado de https://elpais.com/sociedad/2012/03/17/actualidad/1332001515_327741.html
[10] ¿Defiende el islam la mutilación genital femenina? Diario ABC. Recuperado de https://www.abc.es/internacional/20131211/abci-ablacion-islam-201312101850.html
[11] “cinco cosas son parte de la fitrah: afeitarse el vello púbico, la circuncisión, recortarse el bigote, depilarse el vello de las axilas y cortarse las uñas”. Sahih Muslim (495), p. 99. Muslim ibn al-Hajjaj. Recuperado de https://www.webislam.com/media/2011/11/49476_sahih_muslim.pdf
[12] Clasificación de la mutilación genital femenina. OMS. Recuperado de http://www.who.int/reproductivehealth/topics/fgm/overview/es
[13] Ayman Alshboul (2012). La cultura del cuerpo en el Islam. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas "Nómadas", Universidad Complutense de Madrid. Recuperado de https://webs.ucm.es/info/nomadas/34/aymanalshboul.pdf
[14] La isla en la que los hombres se cortan la piel para parecer cocodrilos. BBC Mundo. Recuperado de https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-45323682
[15] “Sambia”. Entrada en “Anthropology 135b, Current Topics In Psychological Anthropology”. Departamento de Antropología, UCLA. Recuperado de http://www.sscnet.ucla.edu/anthro/faculty/fiske/135b/sambia.htm
[16] Beber semen: el extraño ritual de una curiosa tribu que tienes que conocer. VIX. Recuperado de https://www.vix.com/es/mundo/177979/beber-semen-el-extrano-ritual-de-una-curiosa-tribu-que-tienes-que-conocer
[17] Mil caminos hacia la hombría. National Geographic. Recuperado de https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/mil-caminos-hacia-hombria_11180