En muchas ocasiones se dice que el ateismo existencial es una ideología que, al contrario que el ateismo esencial, es incapaz de negar por completo la existencia de Dios, pues de lo más que se puede hablar es de probabilidades. Aún con una probabilidad extremadamente pequeña de que Dios exista, se está dejando espacio para el “Dios de los agujeros” (God in the Gaps), que es como se conoce al resultado de la objeción existencial: Se elimina a Dios de casi todos los campos de acción, excepto de los que nuestro conocimiento científico aún no ha conquistado. Esto deja la puerta abierta a numerosas interpretaciones del ateísmo, comparándolo con el agnosticismo, e incluso con un dogma de fe.
Es cierto que desde el punto de vista científico nada puede afirmarse o negarse al 100%. Pero esto no es necesario, ya que las hipótesis, teoría y leyes científicas trabajan con axiomas y asunciones, y en la práctica esto es lo único que necesitan para construir modelos altamente fiables de la realidad. Pero siendo puntuales, casi nunca (pues a veces sucede, aunque sea en raras ocasiones) se puede afirmar algo o negarlo con el 100% de seguridad. Este margen de error, que normalmente no suele superar el 5%, es de lo que se agazapan los creyentes de toda índole y muchos agnósticos acérrimos para decir a los ateos que no es posible negar a Dios, pues podría darse el caso de que ese porcentaje que desconocemos pueda albergarlo. Así, exigen a los ateos que dudan de esta idea pruebas que demuestren la inexistencia de Dios y/o demuestren que ese vacío de conocimiento no alberga o puede albergar a Dios. Extrañamente puede darse el caso de que quien “someta a juicio” al ateo sea un creyente, un agnóstico e incluso otro ateo, ya sea de tipo esencial, o incluso de tipo existencial que no apruebe que se deseche la idea de Dios.
Esta afirmación puede combatirse por varios flancos: Primero, resaltar que están hablando desde la ignorancia. Ya que no hay ninguna razón para creer que Dios pueda estar en el 5% desconocido, y no cualquier otra cosa o incluso nada, se está cometiendo la falacia de argumentum ad ignorantiam. Segundo, y acorde a lo anterior, se cometen también las falacias de petitio principii (petición de principio, pues la premisa que pretenden demostrar es tan cuestionable como las conclusiones alcanzadas, y en general como todo el razonamiento) y la de circulus in demostrando (demostración en círculo o prueba circular, ya que el creyente asume aquello que pretende demostrar –la existencia de Dios-). Tercero, se comete la falacia de invertir la carga de la prueba, pues quien debe probar la existencia de Dios es el que lo afirma y no quien lo niega, sea mediante una negación explícita (negar la existencia de Dios) o una afirmación que implica una negativa (afirmar la inexistencia de Dios a falta de pruebas). Asimismo, no hay razón alguna que dé derecho al creyente a asumir la existencia de Dios, pues eso es precisamente lo que se pone en cuestión y lo que debe demostrar. Recuerden: Ante afirmaciones extraordinarias, pruebas extraordinarias.
Lo más extraño ocurre cuando es otro ateo el que cuestiona. Los ateos únicamente esenciales afirman que solo se puede negar la existencia de Dios mediante previa negación de su esencia, y que cualquier intento de negarlo desde su existencia está condenado al fracaso, pues solo se juega con probabilidades, lo que ante un ser necesario es ridículo (pues tendría que existir necesariamente, sí o sí). Asumiendo sin base el argumento ontológico, lo aplican al problema de la existencia de Dios, deduciendo con base en él que si es posible, su existencia es necesaria. Llegan a la misma conclusión que los padres de la iglesia, lo cual no deja de sorprender viniendo que quienes se dicen incrédulos. Demás está decir que ellos tampoco tienen el derecho de asumir sin probar adecuadamente, así sea como ellos dicen “para posteriormente triturarlo”. Ellos, al igual que los creyentes, cometen las falacias de demostración en círculo y petición de principio. También la de non sequitur, pues de que un ser se predique (ojo, no que sea, pues esto requiere demostración) necesario y absoluto no se sigue que efectivamente lo sea, como tampoco que deban existir sin opción alguna mientras haya posibilidad de tal hecho (pues lo posible y lo necesario no tienen una relación explícita hasta prueba en contrario). Siendo estrictos, tampoco se podría decir que un ser así es posible y/o probable, pues siendo no material no se puede decir que sus características puedan ser definidas por nuestro lenguaje e ideas, que solo están preparados para describir y definir entes materiales. Esto es aceptado por los jerarcas y los fieles de todas las iglesias del mundo, los cuales afirman que su deidad o deidades son inabarcables por el conocimiento humano, ergo incognoscibles en última instancia. Así, a fin de cuentas no podría decirse que Dios es posible, con lo que la objeción del ateísmo esencial se cae, al igual que las creencias fideístas. Y con más fuerza caen estas últimas, pues aunque fuera posible comprender una pequeña parte de Dios, no sería nada en comparación e lo que no sabemos de él, que vendría a ser inconmensurable. Esto se prueba así: Abarcar una cantidad finita de conocimiento de un objeto de conocimiento infinito daría como resultado desconocimiento infinito del objeto mismo (infinito menos finito=infinito). De esta manera, no sería posible dar una definición clara de Dios, por lo que tampoco podría afirmarse su existencia, sea de la forma que sea.
Todo lo dicho con anterioridad nos servirá como referente a la hora de evaluar el argumento que les presentaré a continuación. Es una creación original mía, con la cual pretendo dotar al ateo existencial de un arma poderosa a la hora de hacer frente a los cuestionamientos de creyentes, agnósticos y ateos esenciales; y demostrar de una vez por todas que el ateísmo existencial en una vía válida para quien desee negar a Dios con una seguridad del 100%, cosa que todos los mencionado niegan. Comencemos ya.
Axiomas:
1) Se aceptan para efectos didácticos el argumento ontológico, el ateísmo esencial y el existencial y la idea de Dios. Como tal, se aceptan también los conceptos de absoluto, necesario y contingente, así como la posibilidad (hipotética y sujeta a prueba) de la existencia de los entes necesarios y/o absolutos (por efectos del argumento ontológico), así como las críticas del ateísmo a dichas ideas.
2) Se asume el término posibilidad, el cual puede ser positivo o negativo, el cual sirve como primera aproximación a algo. Es de tipo teórico, por lo que puede aplicarse a entes materiales como a ideas humanas.
3) Se asume el término probabilidad, que puede variar desde 0 hasta 100. Sirve para definir a fines prácticos la realidad de algo, pues solo puede aplicarse a entes o fenómenos materiales. Pesa más que la posibilidad, pues es lógicamente posterior a ella así como un subproducto elaborado y verificable de la misma.
4) Se asume la relación entre posibilidad y probabilidad de la siguiente manera: Posibilidad positiva implica probabilidad positiva (aunque sea infinitesimal), y posibilidad negativa implica probabilidad negativa (lo que no puede ser no tiene probabilidad de ser). Y viceversa, probabilidad positiva implica posibilidad positiva (nada es probable sin ser rimero posible), y probabilidad negativa implica posibilidad positiva (algo que no tiene probabilidad de llegar a ser o suceder no puede ser posible. Solo lo imposible tiene probabilidad nula, vale decir, no tiene probabilidad).
En cuanto a las relaciones desiguales:
a. Posibilidad negativa y probabilidad positiva: No puede darse, pues lo que en principio no puede ser no puede ser probable tampoco. No podría hablarse de probabilidad sin asumir la posibilidad positiva, por lo que esta relación no podría darse.
b. Posibilidad positiva y probabilidad negativa: Esta relación podría darse en algunos pocos casos, pues la posibilidad solo se basa en que algo sea lógico o no, que pueda darse; mientras que la probabilidad implica que ese algo efectivamente puede existir o darse (según sea un ente o un suceso), y que dado el caso, existirá o sucederá. Así, pesa más la probabilidad que la posibilidad, pues la primera abarca a la segunda e incluye pruebas (fácticas o lógicas) de que tal ente o suceso puede darse. Podríamos decir que la probabilidad es la forma verificable de la posibilidad, y por tanto la que más vale al momento de afirmar algo.
La posibilidad implica probabilidad de forma implícita, probabilidad no aplicada aún al mundo físico y que, dado el caso, podría refutarse (y consiguientemente también a la posibilidad, respetando así la igualdad entre posibilidad e probabilidad); mientras que la probabilidad implica posibilidad de forma explícita, y dicha probabilidad ya ha sido verificada. Así, la posibilidad implica probabilidad potencial; mientras que la probabilidad implica una posibilidad invariable por estar contenida en la probabilidad misma, y se relaciona necesariamente con ésta. La probabilidad explícita (no la derivada de la posibilidad sin dar el siguiente paso) siempre es real.
5) Se asume que todo ente o suceso (desde aquí llamados “fenómenos”) tiene una probabilidad mínima de existir, la cual es única para cada fenómeno y/o tipo de fenómeno. Los seres denominados “contingentes” y “necesarios” (axioma 1) tienen distintos tipos de probabilidad. Por su propia naturaleza, los seres contingentes pueden abarcar todo el espectro de probabilidades (pues pueden ser o no ser). Lo absolutos y/o necesarios, también por su naturaleza, no pueden mas que tener dos posibilidades y probabilidades: O posible (100% de probabilidad) o imposible (0% de probabilidad). De otra forma, teniendo un porcentaje diferente a esos, un ser absoluto y /o necesario bien podría ser o no ser en cualquier momento, lo que viola el argumento ontológico (tener que existir necesariamente, así como la propia definición de necesario -axioma 1-). Sólo los seres contingentes pueden usar todo el espectro de probabilidades. Un ser necesario que tenga un porcentaje menor al 100% es imposible por tres razones:
Primera, porque un ser como Dios es definido como necesario, y al tener probabilidad menor a 100 debería clasificarse como contingente (pues los seres necesarios no pueden tener probabilidad diferente a 0 ó 100). Como Dios no puede existir sin ser necesario, al negar ese atributo podemos negar también a Dios.
Segunda, porque un ser con ese porcentaje forzosamente tendría que ser un ente contingente; por ende sería inexistente, pues ningún ser contingente se ajusta o podría ajustarse a la descripción de Dios.
Tercera, un ser necesario con un porcentaje menor al 100% no podría existir, pues el propio predicado de “necesario” implica tener probabilidad mínima de existencia del 100%, y un ser con esta probabilidad sería considerado contingente. Como Dios no puede ser un ser contingente, y teniendo una probabilidad menor a 100, sólo podría tener una probabilidad de 0, lo que lo hace matemáticamente inexistente.
Premisas:
Naturaleza de Dios:
1) Dios es un ser necesario y absoluto (axioma 1).
2) Los seres así definidos tienen un 100% de probabilidad de existir y una posibilidad de existencia positiva, o una probabilidad del 0% y posibilidad negativa (axioma 5).
3) Ergo, Dios debería tener el 100% de probabilidad para existir. No puede tener otra (axioma 5).
Existencia de Dios (I):
4) Los seres contingentes pueden usar todo el espectro de probabilidades (axioma 5).
5) Dios, como ser necesario, no puede tener menos del 100% de probabilidad para existir (axioma 5).
6) El ateísmo existencial demuestra que la probabilidad de que Dios exista es menor al 100% (axioma 1).
7) Ergo:
a. Dios tendría que ser contingente (lo que viola el axioma 1, asumir el argumento ontológico), y por ende es un ser inexistente, (axioma 5) ó
b. Dios no puede existir por no tener 100% de probabilidad (lo que viola el axioma 1 -su definición como necesario-, así como las premisas 3 y 5.
Existencia de Dios (II):
8) Asumimos la premisa 7.b.
9) Asumimos el axioma 4.
10) Ergo, Dios no es posible pues su probabilidad negativa implica posibilidad negativa.
Conclusiones:
- Dios tiene 0% de probabilidad de existir (premisa 7), por ende no existe (axioma 5).
- Dios no tiene posibilidad de existir (axioma 5, premisa 10), por ende no existe (axioma 4).
Ergo: Dios no existe.
Con este argumento es posible para un ateo existencial negar tanto la esencia como la existencia de Dios, recorriendo un camino inverso al del ateo esencial e igual o más válido (pues es una demostración práctica y no solo teórica).
Es cierto que desde el punto de vista científico nada puede afirmarse o negarse al 100%. Pero esto no es necesario, ya que las hipótesis, teoría y leyes científicas trabajan con axiomas y asunciones, y en la práctica esto es lo único que necesitan para construir modelos altamente fiables de la realidad. Pero siendo puntuales, casi nunca (pues a veces sucede, aunque sea en raras ocasiones) se puede afirmar algo o negarlo con el 100% de seguridad. Este margen de error, que normalmente no suele superar el 5%, es de lo que se agazapan los creyentes de toda índole y muchos agnósticos acérrimos para decir a los ateos que no es posible negar a Dios, pues podría darse el caso de que ese porcentaje que desconocemos pueda albergarlo. Así, exigen a los ateos que dudan de esta idea pruebas que demuestren la inexistencia de Dios y/o demuestren que ese vacío de conocimiento no alberga o puede albergar a Dios. Extrañamente puede darse el caso de que quien “someta a juicio” al ateo sea un creyente, un agnóstico e incluso otro ateo, ya sea de tipo esencial, o incluso de tipo existencial que no apruebe que se deseche la idea de Dios.
Esta afirmación puede combatirse por varios flancos: Primero, resaltar que están hablando desde la ignorancia. Ya que no hay ninguna razón para creer que Dios pueda estar en el 5% desconocido, y no cualquier otra cosa o incluso nada, se está cometiendo la falacia de argumentum ad ignorantiam. Segundo, y acorde a lo anterior, se cometen también las falacias de petitio principii (petición de principio, pues la premisa que pretenden demostrar es tan cuestionable como las conclusiones alcanzadas, y en general como todo el razonamiento) y la de circulus in demostrando (demostración en círculo o prueba circular, ya que el creyente asume aquello que pretende demostrar –la existencia de Dios-). Tercero, se comete la falacia de invertir la carga de la prueba, pues quien debe probar la existencia de Dios es el que lo afirma y no quien lo niega, sea mediante una negación explícita (negar la existencia de Dios) o una afirmación que implica una negativa (afirmar la inexistencia de Dios a falta de pruebas). Asimismo, no hay razón alguna que dé derecho al creyente a asumir la existencia de Dios, pues eso es precisamente lo que se pone en cuestión y lo que debe demostrar. Recuerden: Ante afirmaciones extraordinarias, pruebas extraordinarias.
Lo más extraño ocurre cuando es otro ateo el que cuestiona. Los ateos únicamente esenciales afirman que solo se puede negar la existencia de Dios mediante previa negación de su esencia, y que cualquier intento de negarlo desde su existencia está condenado al fracaso, pues solo se juega con probabilidades, lo que ante un ser necesario es ridículo (pues tendría que existir necesariamente, sí o sí). Asumiendo sin base el argumento ontológico, lo aplican al problema de la existencia de Dios, deduciendo con base en él que si es posible, su existencia es necesaria. Llegan a la misma conclusión que los padres de la iglesia, lo cual no deja de sorprender viniendo que quienes se dicen incrédulos. Demás está decir que ellos tampoco tienen el derecho de asumir sin probar adecuadamente, así sea como ellos dicen “para posteriormente triturarlo”. Ellos, al igual que los creyentes, cometen las falacias de demostración en círculo y petición de principio. También la de non sequitur, pues de que un ser se predique (ojo, no que sea, pues esto requiere demostración) necesario y absoluto no se sigue que efectivamente lo sea, como tampoco que deban existir sin opción alguna mientras haya posibilidad de tal hecho (pues lo posible y lo necesario no tienen una relación explícita hasta prueba en contrario). Siendo estrictos, tampoco se podría decir que un ser así es posible y/o probable, pues siendo no material no se puede decir que sus características puedan ser definidas por nuestro lenguaje e ideas, que solo están preparados para describir y definir entes materiales. Esto es aceptado por los jerarcas y los fieles de todas las iglesias del mundo, los cuales afirman que su deidad o deidades son inabarcables por el conocimiento humano, ergo incognoscibles en última instancia. Así, a fin de cuentas no podría decirse que Dios es posible, con lo que la objeción del ateísmo esencial se cae, al igual que las creencias fideístas. Y con más fuerza caen estas últimas, pues aunque fuera posible comprender una pequeña parte de Dios, no sería nada en comparación e lo que no sabemos de él, que vendría a ser inconmensurable. Esto se prueba así: Abarcar una cantidad finita de conocimiento de un objeto de conocimiento infinito daría como resultado desconocimiento infinito del objeto mismo (infinito menos finito=infinito). De esta manera, no sería posible dar una definición clara de Dios, por lo que tampoco podría afirmarse su existencia, sea de la forma que sea.
Todo lo dicho con anterioridad nos servirá como referente a la hora de evaluar el argumento que les presentaré a continuación. Es una creación original mía, con la cual pretendo dotar al ateo existencial de un arma poderosa a la hora de hacer frente a los cuestionamientos de creyentes, agnósticos y ateos esenciales; y demostrar de una vez por todas que el ateísmo existencial en una vía válida para quien desee negar a Dios con una seguridad del 100%, cosa que todos los mencionado niegan. Comencemos ya.
Axiomas:
1) Se aceptan para efectos didácticos el argumento ontológico, el ateísmo esencial y el existencial y la idea de Dios. Como tal, se aceptan también los conceptos de absoluto, necesario y contingente, así como la posibilidad (hipotética y sujeta a prueba) de la existencia de los entes necesarios y/o absolutos (por efectos del argumento ontológico), así como las críticas del ateísmo a dichas ideas.
2) Se asume el término posibilidad, el cual puede ser positivo o negativo, el cual sirve como primera aproximación a algo. Es de tipo teórico, por lo que puede aplicarse a entes materiales como a ideas humanas.
3) Se asume el término probabilidad, que puede variar desde 0 hasta 100. Sirve para definir a fines prácticos la realidad de algo, pues solo puede aplicarse a entes o fenómenos materiales. Pesa más que la posibilidad, pues es lógicamente posterior a ella así como un subproducto elaborado y verificable de la misma.
4) Se asume la relación entre posibilidad y probabilidad de la siguiente manera: Posibilidad positiva implica probabilidad positiva (aunque sea infinitesimal), y posibilidad negativa implica probabilidad negativa (lo que no puede ser no tiene probabilidad de ser). Y viceversa, probabilidad positiva implica posibilidad positiva (nada es probable sin ser rimero posible), y probabilidad negativa implica posibilidad positiva (algo que no tiene probabilidad de llegar a ser o suceder no puede ser posible. Solo lo imposible tiene probabilidad nula, vale decir, no tiene probabilidad).
En cuanto a las relaciones desiguales:
a. Posibilidad negativa y probabilidad positiva: No puede darse, pues lo que en principio no puede ser no puede ser probable tampoco. No podría hablarse de probabilidad sin asumir la posibilidad positiva, por lo que esta relación no podría darse.
b. Posibilidad positiva y probabilidad negativa: Esta relación podría darse en algunos pocos casos, pues la posibilidad solo se basa en que algo sea lógico o no, que pueda darse; mientras que la probabilidad implica que ese algo efectivamente puede existir o darse (según sea un ente o un suceso), y que dado el caso, existirá o sucederá. Así, pesa más la probabilidad que la posibilidad, pues la primera abarca a la segunda e incluye pruebas (fácticas o lógicas) de que tal ente o suceso puede darse. Podríamos decir que la probabilidad es la forma verificable de la posibilidad, y por tanto la que más vale al momento de afirmar algo.
La posibilidad implica probabilidad de forma implícita, probabilidad no aplicada aún al mundo físico y que, dado el caso, podría refutarse (y consiguientemente también a la posibilidad, respetando así la igualdad entre posibilidad e probabilidad); mientras que la probabilidad implica posibilidad de forma explícita, y dicha probabilidad ya ha sido verificada. Así, la posibilidad implica probabilidad potencial; mientras que la probabilidad implica una posibilidad invariable por estar contenida en la probabilidad misma, y se relaciona necesariamente con ésta. La probabilidad explícita (no la derivada de la posibilidad sin dar el siguiente paso) siempre es real.
5) Se asume que todo ente o suceso (desde aquí llamados “fenómenos”) tiene una probabilidad mínima de existir, la cual es única para cada fenómeno y/o tipo de fenómeno. Los seres denominados “contingentes” y “necesarios” (axioma 1) tienen distintos tipos de probabilidad. Por su propia naturaleza, los seres contingentes pueden abarcar todo el espectro de probabilidades (pues pueden ser o no ser). Lo absolutos y/o necesarios, también por su naturaleza, no pueden mas que tener dos posibilidades y probabilidades: O posible (100% de probabilidad) o imposible (0% de probabilidad). De otra forma, teniendo un porcentaje diferente a esos, un ser absoluto y /o necesario bien podría ser o no ser en cualquier momento, lo que viola el argumento ontológico (tener que existir necesariamente, así como la propia definición de necesario -axioma 1-). Sólo los seres contingentes pueden usar todo el espectro de probabilidades. Un ser necesario que tenga un porcentaje menor al 100% es imposible por tres razones:
Primera, porque un ser como Dios es definido como necesario, y al tener probabilidad menor a 100 debería clasificarse como contingente (pues los seres necesarios no pueden tener probabilidad diferente a 0 ó 100). Como Dios no puede existir sin ser necesario, al negar ese atributo podemos negar también a Dios.
Segunda, porque un ser con ese porcentaje forzosamente tendría que ser un ente contingente; por ende sería inexistente, pues ningún ser contingente se ajusta o podría ajustarse a la descripción de Dios.
Tercera, un ser necesario con un porcentaje menor al 100% no podría existir, pues el propio predicado de “necesario” implica tener probabilidad mínima de existencia del 100%, y un ser con esta probabilidad sería considerado contingente. Como Dios no puede ser un ser contingente, y teniendo una probabilidad menor a 100, sólo podría tener una probabilidad de 0, lo que lo hace matemáticamente inexistente.
Premisas:
Naturaleza de Dios:
1) Dios es un ser necesario y absoluto (axioma 1).
2) Los seres así definidos tienen un 100% de probabilidad de existir y una posibilidad de existencia positiva, o una probabilidad del 0% y posibilidad negativa (axioma 5).
3) Ergo, Dios debería tener el 100% de probabilidad para existir. No puede tener otra (axioma 5).
Existencia de Dios (I):
4) Los seres contingentes pueden usar todo el espectro de probabilidades (axioma 5).
5) Dios, como ser necesario, no puede tener menos del 100% de probabilidad para existir (axioma 5).
6) El ateísmo existencial demuestra que la probabilidad de que Dios exista es menor al 100% (axioma 1).
7) Ergo:
a. Dios tendría que ser contingente (lo que viola el axioma 1, asumir el argumento ontológico), y por ende es un ser inexistente, (axioma 5) ó
b. Dios no puede existir por no tener 100% de probabilidad (lo que viola el axioma 1 -su definición como necesario-, así como las premisas 3 y 5.
Existencia de Dios (II):
8) Asumimos la premisa 7.b.
9) Asumimos el axioma 4.
10) Ergo, Dios no es posible pues su probabilidad negativa implica posibilidad negativa.
Conclusiones:
- Dios tiene 0% de probabilidad de existir (premisa 7), por ende no existe (axioma 5).
- Dios no tiene posibilidad de existir (axioma 5, premisa 10), por ende no existe (axioma 4).
Ergo: Dios no existe.
Con este argumento es posible para un ateo existencial negar tanto la esencia como la existencia de Dios, recorriendo un camino inverso al del ateo esencial e igual o más válido (pues es una demostración práctica y no solo teórica).
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ResponderEliminarHola Profana,
ResponderEliminarVengo de Razón Atea, y te digo mi opinión.
En primer lugar, una cuestión puramente estética. Hablar de probabilidades en porcentajes es utilizar un lenguaje financiero, para hablar de probabilidades en lenguaje científico deberían cuantificarse entre 0 y 1. Aunque el resultado es exactamente el mismo.
En cuanto al fondo.
Tu argumentación es razonable, y la paradoja no la veo incorrecta, en principio. Pero te diré un problema grave en el método, y es exactamente el mismo que tienen los argumentos ontológicos (versión Plantinga que demuestran la existencia de Dios, o versión Bueno que demuestra su inexistencia). Creo que en esencia todas son correctas.
¿Dónde está el problema? Pues viene de la autorreferencia. Es lo mismo que la paradoja del mentiroso, en que se basó Gödel para demostrar la incompletitud, o Turing para la indecidibilidad.
En el mentiroso, tenemos una fórmula que habla de sí misma para decir si es cierta o falsa. Eso no se puede hacer y nos lleva a una paradoja. Decir que es cierta o falsa, es lo mismo que decir si es roja o azul. Es decir, nada.
Ahora tenemos fórmulas que hablan sobre la "necesidad" de dios, y eso lo trasladamos a dar el valor "necesario" a la fórmula. No. Eso es incorrecto. Pasa lo mismo que antes. Decir que dios es necesario, es lo mismo que decir que dios es azul. Eso no nos puede llevar a afirmar nada sobre el valor de verdad o falsedad de la fórmula, ni en un sistema binario (de verdad o falsedad), ni en uno multivalorado de probabilidad de verdad, tampoco sobre la necesidad o posibilidad de la fórmula. Son diferentes niveles.
En esencia, mi objeción es que las proposiciones
- Dios es un ser necesario
- Es necesario que dios exista
Son dos cosas absolutamente diferentes, y que no hay modo de relacionar una con la otra. Hacerlo es un mero juego de palabras, que nos puede llevar a demostrar una cosa, y también su contraria.
Hola Cuartero!
ResponderEliminarEs cierto, pero asumo esas cuestiones espinosas para demostrar desde allí que lo que dicen es absurdo. Un ser predicado como necesario no tiene que existir necesariamente, pues para ello es menester demostrar que ese atributo de necesariedad, por lo menos, está adecuadamente justificado. Lo demás se sigue de ello.
Gracias por escribir. Te invito a que participes en el debate sobre la exitencia de Dios que voy a iniciar con Feanar en el post de abajo.
Saludos
Tu argumentación es la siguiente:
ResponderEliminarDas por hecho que Dios tiene menos del 100% de probabilidades de existir y luego dices que como es un ser necesario tiene que tener o 0% o 100%, por lo tanto tiene 0%.
La primera premisa evidentemente es muy cuestionable. Si yo no creo en la primera premisa (y no creo). El argumento sería el siguiente.
Si defines a Dios como un ser necesario y absoluto. La misma definición implica su existencia. Porque un ser necesario tiene que tener un 100% de probabilidades de existir.
Alejandro:
ResponderEliminarTe equivocas, pues en los axiomas acepté como válidos tanto el argumjento ontológico como el ateismo existencial, el cual prueba que Dios tienen menos del 100% de probabilidad de existir. Eso es facilmente demostrable, pues como dijo cuartero, el que Dios se predique necesario y absoluto no lo hace tal hasta que se demuestre que exista. Esto es análogo a decir que no puedo decir que Alejandro es buena o mala persona (cosas que se pueden decir de Alejandro) sin saber si existe. Así también no puedo decir si Dios es absoluto o necesario (cosas que se pueden decir de Dios) a menos que se demuestre que exista.
Los ataques del ateismo existencial a la idea de Dios son bastante certeros. En primer lugar, un Dios descrito como el de la biblia sería imposible fácticamente, lo que conlleva a su improbabilidad y con ello a su imposibilidad.
Los milagros, por otro lado, tampoco son prueba fehaciente de Dios, pues suelen ser menores al margen de remisión espontánea (en el caso de enfermedades) o al del azar (en cualquier otro caso).
Te equivocas con el argumento: Un ser necesario solo puede tener 100% ó 0% de probabilidad de existir. Y más importante: un ser absoluto no puede tener menos una cifraintermedia, pues sino estaríamos hablando de seres contingentes (humanos o tal vez dioses ónticos si lo prefieres), con lo que la existencia de un dios así no sería la del cristiano y podría descartarse. Si un ser necesario no alcanza el 100% de probabilidad de existir (cosa demostrada por el ateísmo existencial, y aún cuando no lo haya sido, afirmar al 100% que Dios existe sin presentar pruebas es poco mas que cuestionable) ergo, o es un ser contingente (y por tanto inexistente, pues lo contingente no puede ser necesario a la vez, ni ser contingente alguno puede ser como el dios cristiano) e inexistente o es continúa afirmandose como necesario y su probabilidad tiene que bajar a 0% forzosamente (pues solo puede ser 100 ó 0, como ya demostré).
La propia definición de Dios es la que lo destruye, pues lo absoluto, y en especial la definicion de omnipotente, no son compatibles con la realidad, sino meros artilugios humanos para comprender lo que antaño no podían. Así, el legado de la idea de Dios no es mas que el viejo rersabio del pasado, de una época en que no éramos mucho mejores que cualquier animal salvaje (como lo ejemplifican los judíos y demás pueblos del desierto, así como otras culturas que consideraban un deber hacer cosas que ahora abominamos, como la lapidación y el sacrificio humano).
Saludos y gracias por escribir!
Porque no se amarran una roca y se lanzan al mar y dejan de hablar tanta bobada se creen intelectuales y no son más que nada.
ResponderEliminarun gran error cometido por muchos científicos al usar conceptos, sobre todo conceptos filosóficos es cambiarle su significado, un ejemplo se ve en este articulo, el concepto probabilidad necesita un objeto, la única forma de llegar a la probabilidad 0 es que este objeto no se tome en cuenta. por lo tanto lo único imposible es la imposibilidad, dentro de un espacio infinito, por otro lado dentro de un espacio "finito" si podemos a hablar de probabilidad 0, pero mientras no se sepa, si el espacio total del "todo" es infinito o finito, esta cuestión sigue siendo un debate bizantino.
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ResponderEliminar@El Profanatumbas
ResponderEliminarbueno después de leer, varias falacias, te invito a estudiar al físico, frank tipler, y veras que las probabilidades de que Dios exista son tan altas, que es mas imposible que tu leas estas lineas a que el no exista. te invito a leer su tesis, o una teoría parecida llamada el punto omega.
http://astronomia.net/cosmologia/inmortalold.htm
ResponderEliminarLos colegas de Tipler no han sido tan políticamente correctos en su evaluación de La física de la inmortalidad. George Ellis comenta en la revista Nature: "éste ha sido uno de los libros más engañosos jamás escritos...una obra maestra de la pseudociencia" (Nature 371, 1994, p.115). Otros destacados científicos han calificado el libro de "espantoso" y han acusado a Tipler de escribirlo por dinero.(Veáse también la respuesta de Tipler a unos comentarios de Hawkings)
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