miércoles, mayo 23, 2018

El derecho al aborto masculino


El aborto es un tema altamente controversial. Desde antaño se ha mantenido como un asunto que no escapa del dominio femenino. Algunas veces defendido, otras veces criticado, pero siempre acontecido. Desde los inicios de la historia, se ha intentado tener cierto control del número de miembros de la familia. Anteriormente se recurrían a métodos más salvajes, como el infanticidio. Actualmente ya esto no se usa, pero los provida consideran el aborto como el equivalente contemporáneo de aquella funesta práctica. Más allá de que este es un grave error de juicio, el presente escrito se centra en algo mucho más interesante: El papel de los hombres en el aborto. En un principio podría considerarse que aquellos no tienen vela en este entierro, que el cuerpo es de la mujer y solo ella debe decidir. Nada más errado y alejado de la realidad. Quienes piensan así tienen un enorme sesgo feminista y misándrico que es menester evaluar, y siguiendo su neolengua, “deconstruir”. Veamos por qué, al día de hoy, es indispensable otorgar tanto el derecho al aborto libre a la mujer, como una libertad equivalente al hombre, para así realmente lograr una sociedad equitativa y mejor.


1.  Métodos de control de natalidad:

Para empezar, el aborto actúa sobre la fase posterior a la concepción. Por ende, no es posible calificarlo como un método anticonceptivo. La mejor denominación para esto sería “método antialumbramiento” o “método antinacimiento”. Así, tanto los métodos anticonceptivos como los antialumbramiento se enmarcan dentro de los llamados “Métodos de control de natalidad”. A su vez, estos se enmarcan en un grupo mayor: El de los “Métodos de control poblacional”. El siguiente gráfico ilustra lo hasta ahora mencionado:


Como se ve, es totalmente válido incluir el aborto en el espectro de métodos utilizables para definir la cantidad de hijos a tenerse en un hogar. Esto se conoce como “Planificación familiar”.


2.  Descripción del aborto

Hasta el momento, vamos bien. Ahora que sabemos qué tipo de método de planificación familiar es el aborto, pasemos a definirlo lo más claramente posible, así como también la prohibición del mismo y su contexto:

El aborto es, grosso modo, la interrupción del embarazo antes de su término. Hay que separar, aun así, los términos con exactitud. La pérdida de gravidez después de la semana 20 se denomina “muerte fetal”[1]. Existen diferentes tipos de aborto:

  • Espontáneo o natural: Donde el óvulo fecundado no es capaz de desarrollarse normalmente debido a causas biológicas de diversa índole (fallos cromosómicos, factores de riesgo de la madre, etc.). Alrededor del 50% de los óvulos fecundados termina en aborto espontáneo. Este se da durante las primeras 7 semanas.
  • Médico: Se logra con el uso de medicamentos, principalmente una combinación de misoprostol y mifepristona. Es altamente efectivo de usarse hasta las 20 semanas, con una tasa de eficiencia superior al 97%[2], aunque lo recomendado es hacerlo dentro de las primeras 7 semanas[3].
  • Quirúrgico: Se extrae el contenido del útero por medio de mecanismos como la succión[4]. Este procedimiento lo realiza un médico calificado.


Con todo lo anterior, ya tenemos una idea bastante clara de lo que es el aborto tradicional. Siendo mas específicos, podríamos llamarlo “aborto femenino”. Pasemos, pues, a la siguiente etapa de nuestro análisis.


3.       La necesidad del aborto masculino

¿Cuál es el problema, entonces, con el aborto, para que nos atrevamos a hablar de “aborto masculino”? Para entenderlo, tratemos antes el tema de la prohibición del aborto. De esta forma, será mucho más fácil entender el meollo del asunto.

Actualmente, en muchos países, el aborto está penado por la ley. Esto implica que, en caso una mujer haya salido embarazada y realmente no quiera ser madre, no tiene más opción que tener al bebé, arriesgarse a un aborto clandestino, o, si tiene dinero, irse a otro país donde este procedimiento sea legal. Así, el estado ejerce varios tipos de violencia sobre ella: Coacción, violación de su derecho a la vida y la salud, y discriminación por estatus socioeconómico. Ya de por sí esto es bastante deleznable, y motivo suficiente para no pensarlo más y aprobar la legalidad de dicho procedimiento.

En general, la prohibición del aborto hace lo siguiente: Un tercero (el estado) decide imponerle a una persona (mujer) el proyecto de vida que esta debe tener (el rol de madre), frustrando sus proyectos personales, sueños y anhelos, al tener que gastar tiempo, dinero y energía en una obligación indeseada, sin que se pueda decir o hacer algo al respecto. Si la persona se negara y tomara medidas propias al respecto (aborto clandestino, abandono del neonato), tendría consecuencias legales (proceso legal por delito de aborto o abandono de menor). Bien, esto es exactamente lo que sucede con los hombres cuando no desean ser padres, y las mujeres sí: Un tercero (la mujer) decide imponerle a una persona (el hombre) el proyecto de vida que esta debe tener (el rol de padre), frustrando sus proyectos personales, sueños y anhelos, al tener que gastar tiempo, dinero y energía en una obligación indeseada, sin que se pueda decir o hacer algo al respecto. Si la persona se negara y tomara medidas propias al respecto (abandono de la madre en gravidez, abandono del neonato), tendría consecuencias legales (proceso legal por abandono de menor, por faltar a la pensión de alimentos, etc.).


Actualmente, las opciones de hombres y mujeres en el caso de una concepción indeseada, son las siguientes:

  • Mujer quiere ser madre/hombre quiere ser padre: Se tiene al bebé.
  • Mujer quiere ser madre/hombre NO quiere ser padre: Se tiene al bebé. El hombre es obligado a la paternidad, y a pagar durante 18 años por un hijo que no deseó.
  • Mujer NO quiere ser madre/hombre quiere ser padre: Se aborta al bebé. El hombre es privado de la paternidad por el solo deseo de la mujer.
  • Mujer NO quiere ser madre/hombre NO quiere ser padre: Se aborta al bebé.

No hay que ser un genio para darse cuenta de la disparidad y discriminación contra el hombre que todo esto representa. Actualmente, el mayor perjudicado con el aborto, tal y como está, es el hombre. No importan sus sentimientos ni deseos, a pesar que la concepción es cosa de dos, y si nace un bebé será también cosa de dos. No se lo considera un ser humano con sueños y deseos, ni se consideran sus valores ni expectativas de vida. Nada de esto importa ni para la sociedad ni para el grueso de las mujeres. Esto es una muestra innegable de sexismo y misandria.

¿Cuál es la solución? Muy simple: Dado que es viable y de sentido común darle a la mujer la posibilidad de un método que elimine su responsabilidad de ser madre, lo justo y correcto es darle al hombre un método equivalente. La mujer tiene el aborto, el cual, por medio de la eliminación del óvulo fecundado, queda exenta de la maternidad, al practicárselo legalmente durante el primer trimestre. El hombre, por lo tanto, debe tener también a su disposición un dispositivo que lo exima de la paternidad, de plena validez legal si se invoca durante este mismo periodo. A esto le llamo “aborto masculino”: La firma de un documento, con validez pública, que exima al hombre de todo derecho y deber respecto al producto del embarazo, sin que medie condición alguna, requerimiento de causa ni aprobación de nadie más que el hombre involucrado. Podría pensarse que esto es una aberración, que el niño tiene derecho a sus dos padres, que es diferente la posición del hombre y la mujer…eso lo trataremos más adelante. Por ahora solo es necesario mencionar que esto no viola ningún derecho humano, de la misma forma que no lo hace el aborto femenino tradicional. De hecho, la legislación al respecto tiene un precedente en todas partes del mundo: La del donante de esperma. El donante de esperma no tiene obligación legal alguna para con los hijos que surjan de su donación. Esto se podría aplicar de igual manera al hombre en el aborto masculino. Dicho documento podría usarse para cambiar la categoría del hombre, de progenitor, a donante de esperma. El cómo haya sido colocado el esperma (sea por un médico o por un trozo de carne pegado a un cuerpo masculino) es sinceramente irrelevante, por lo cual no hay objeción posible a esto. No es la primera vez que esto llega a la luz pública. Hace un tiempo, en Suecia un partido político llegó a lanzar esta idea, con lamentable oposición feminista[5].

Para que este cambio en pos de la equidad sea efectivo, la percepción social de ciertos comportamientos debe cambiar. Por un lado, las mujeres deben ser conscientes de que no solo se trata de ellas. Se trata del futuro de un hombre, y es tanto o más malvado el que ellas decidan sobre su futuro, a que el estado lo haga por ellas al impedirles un proceso para eximirse de la maternidad. La mujer que lucha en pro del aborto libre y gratuito debe ser la primera en tomar consciencia del daño que hace el que un tercero decida sobre su vida, su futuro y sus proyectos. Por ende, debe ser la primera en evitar hacerle eso a un hombre. Claro, si es intelectualmente honesta y consecuente. De lo contrario, llamará a esto machismo y patriarcado. En ese caso, no valdría la pena tener trato alguno con alguien así. Lamentablemente son los colectivos feministas los primeros que llaman a sumarse a su lucha, y los primeros también en usar los principios que dicen defender (igualdad y equidad) solo para lo que más les conviene.

Por otro lado, también debería mirarse al hombre de otra forma. El aborto masculino debe dar pie a la eliminación del estigma del hombre como irresponsable e inmaduro por el solo hecho de no querer hijos y/o querer desentenderse de ello antes del nacimiento. En este sentido, las feministas son las primeras en quemar la llanura tachando al hombre con estos y otros adjetivos peyorativos, mientras al mismo tiempo llaman “mujer empoderada” a aquella que no desea hijos y quiere vivir su proyecto de vida como realmente lo prefiera. Tanto un hombre como una mujer que, frente a una concepción no planificada, no quieren dar a luz al producto de la misma, deben ser calificados de la misma manera, independientemente de su sexo. Pensar que está bien para la mujer, pero no para el hombre, es una misandria grotesca e insostenible, a menos claro, que se olviden los cánones más elementales de la honestidad intelectual, la imparcialidad, la racionalidad y la verdadera equidad. Misma lógica, mismo derecho, mismo trato. Es simple.


4.       Alternativas viables

El aborto masculino es una alternativa viable para el caso B mencionado anteriormente. Pero, ¿qué hay del caso C? hasta el momento, aquí parece seguir habiendo una hegemonía femenina en detrimento del hombre. Una opción sería hacer que la mujer lleve a término el embarazo de forma obligatoria. Por un lado, podría parecer cruel, pues es el cuerpo de la mujer, y estaríamos en un escenario similar de coerción hacia la propia autonomía y libertad. Sin embargo, este es el mismo estado de coerción que actualmente la mujer ejerce contra el hombre al no abortar. Así que, mientras el aborto masculino no se implemente, es una alternativa viable. O todos coludos o todos rabones. Ahora, supongamos que el aborto masculino esté legalizado. En este caso, surgen dos opciones: La primera sería hacer un contrato con la mujer para que lleve a término el embarazo, donde el hombre se compromete a sostenerla y solventar todos sus gastos durante la gravidez, y darle alguna compensación indemnizatoria por el esfuerzo. Básicamente, la mujer se convertiría en un vientre de alquiler, y el contrato tendría los mismos efectos que el aborto masculino: Un documento donde la mujer renuncia a todos sus deberes y derechos como madre. La segunda opción nos la trae la ciencia: Vientres artificiales donde poder completar el desarrollo de embriones inferiores a las 23 semanas. Ya se han creado modelos de esto, usados con éxito en animales, y hacerlo en humanos sería la solución a este dilema[6]. Para complementar, si llegara a darse el caso C, debería ser la mujer la que compense al hombre económicamente por la pérdida de su futuro hijo, pues se le estaría haciendo un daño emocional a una persona que ha invertido sentimientos, esperanzas y sueños en su futura paternidad. Sería una figura como la del daño moral. Tal vez incluso sería debatible si el que una mujer aborte, al saberse embarazada, sin decirle nada a su pareja, debiera también ser punido. En una pareja se supone que hay confianza, y ante un suceso tan importante como este, los secretos no deberían ser la regla, sino la exigua excepción. Posiblemente debería aplicar aquí también la figura del daño moral, sobre todo porque se está ocultando una información que pueda cambiar el transcurso de la vida de al menos una persona. Esto es tan importante como decirle a tu pareja que tienes una enfermedad de transmisión sexual. Increíblemente, hay quienes sostienen que no es obligatorio hacerlo, incluso si se tratara de VIH/SIDA. Y luego termina mal la cosa, como le pasó al actor Charlie Sheen.


5.       Objeciones y respuestas

Ante este escenario, las objeciones, quejas y contraargumentos (si los hay), suelen venir principalmente de parte de feministas y conservadores. Extraña alianza tácita para comunidades que históricamente han sido antitéticas entre ellas. Veamos algunas:

a) Es el cuerpo de la mujer, solo ella puede decidir: Error. Tomando el argumento conservador, se trata del cuerpo del nonato, no de la mujer. Pero aún, dejando de lado a aquel puñado de células más similar a un buñuelo que a un filósofo, se está afectando a un humano adulto en este proceso: Al hombre. Lo que la mujer decida tiene consecuencia directa en la vida y futuro del varón progenitor, por ende, no solo se trata de su decisión. Es asunto de dos procrear, es asunto de dos mantener. Ergo, es asunto de dos decidir. Esta objeción suele presentarse por parte de las feministas, que menospreciando el papel del hombre y la carga que le representará en la vida, lo toman como un humano de segunda clase, y le dan a la mujer todo el protagonismo del caso, como si actuar de incubadora viviente fuera alguna especie de mérito. No señoras y señores, no lo es. Es simplemente una coincidencia biológica, de la misma manera que en los hipocampos es el macho quien lleva a cuestas la gravidez. No hay dignidad alguna en un mero accidente biológico. El vientre femenino funciona, cuando mucho, como un horno microondas; cuando menos, como un táper. Es un simple contenedor donde ocurre una transformación orgánica, como lo es, por ejemplo, la fermentación. No es, en esencia, diferente a poner a leudar una masa de harina, o dejar podrir un guiso. Un proceso orgánico en un contenedor. Dado que la analogía es isomorfa en el elemento analogado, esta deviene en indestructible, siendo una falacia de alegato especial aludir a cualesquiera diferencias en el proceso de gestación vs los ejemplos dados. Espero que los lectores sean suficientemente inteligentes para no cometer este error. Ser un táper no tiene dignidad alguna, así que quitémonos de una vez esa idea de que el gestar durante nueve meses a un nonato hace de alguien moralmente superior. Si, vale el sacrificio voluntario de la maternidad, pero solo si esta es deseada. Sino, se convierte en una tortura para la mujer, y para el hombre también, esté o no a favor del aborto (los cambios de humor en el embarazo no son cosa de risa). La biología es amoral. Así son las cosas. Y más importante aún, la familia se constituye por el amor, cuidado y tiempo invertido entre sus miembros. Tal vez el hombre no lleve a cuestas a su hijo mediante un embarazo, pero sería misándrico e irresponsable calificar de menor el amor de un padre solo por este hecho. Como dice un dicho por ahí: La madre lo lleva en el vientre, el padre lo lleva en el corazón.
b) La mujer es la que se arriesga más en el embarazo, por eso solo ella puede decidir: Otro error. Es cierto, la mujer corre más riesgos a nivel físico (preeclampsia, posibilidad de mola hidatiforme, osteoporosis del embarazo, depresión post-parto, etc.). pero todo esto es totalmente irrelevante. Si una mujer decide abortar, no sufrirá nada de esto. Y el aborto tiene sus riesgos, pero si es su decisión someterse a este procedimiento, no puede culpar al hombre de ninguna forma. Su decisión, su responsabilidad. Por el contrario, si llevara a cuestas el embarazo por decisión propia, tampoco podría culpar al hombre. Un adulto es responsable por completo de sus propias decisiones. Por último, hombres y mujeres tienen diferentes riesgos en la vida, y cada cual debe poder afrontarlos según le correspondan. No es culpa del hombre que el embarazo esté a cargo de la mujer, por ende, no es culpable en absoluto de ninguno de los riesgos asociados a ello. De la misma forma, la mujer no es responsable de que el hombre tenga próstata, y que pueda desarrollarse cáncer en esa zona. Simplemente, a ninguno de ellos les compete los riesgos del otro. En el caso de una pareja estable, habrá sin duda un deseo de cuidado mutuo, pero eso se constituye en un deber moral fruto del amor y convivencia, no un deber iusnaturalista. Repito: La naturaleza es amoral.
c) Si el hombre no quiere hijos, que se ponga condón. Sino, que se joda: Bajo esta lógica, podríamos decir igualmente “si la mujer no quiere hijos, que cierre las piernas, sino que se joda”. Misma lógica, mismo trato. Claro, esto sería visto por las feministas como violencia contra la mujer, pero… ¿a quién le importa? Uno debe ser intelectualmente honesto siempre, incluso si ello implica que nuestros postulados sean impopulares o extraños. Además, hay algo que no se está tomando en cuenta: Una cosa son los métodos anticonceptivos, y otra los métodos antinacimiento. Contraponer el uso de anticonceptivos al uso del aborto simplemente no tiene sentido. Son dos categorías diferentes, dos esferas de tiempo y espacio sin relación alguna. El condón, el DIU, y demás sirve para prevenir la concepción. Una vez que esta se dio, dichos métodos ya no vienen a cuento. Una cosa es hablar de prevención, otra de reacción. Quienes cometen el error de hablar de anticonceptivos están cometiendo algo llamado falacia de error categorial. Por ende, sus juicios son inválidos.
d) Se va contra los derechos del niño con el aborto masculino: Algunos citan la Convención sobre los Derechos del Niño[7] como impedimento para este procedimiento. Sin embargo, siguiendo esa lógica, el aborto femenino también estaría violándola, al matar a un niño en el vientre de una madre. Sin embargo, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH), misma donde se muestra la convención antecitada, es la que sin problema alguno respalda el aborto femenino[8]. Podemos suponer válidamente, por ende, que frente al aborto femenino, el cual implica la destrucción de una vida, y es algo mucho más grave que el solo renunciar a una responsabilidad (cosa que se hace cuando, por ejemplo, un padre pobre da en adopción a su hijo), el caso del aborto masculino resultaría baladí. El aborto femenino tiene implicaciones mucho mayores que cualquier posible aborto masculino, así que, si uno está incluso apoyado por la misma oficina que promueve la Convención sobre los Derechos del Niño, y habiendo mencionado todas las alternativas legales disponibles que podrían adaptarse a este caso (donación de esperma, embarazo subrogado, leyes para la adopción, etc.), no hay motivo racional ni legal para oponerse a la implementación de esta posibilidad para el hombre. Claro está, a menos que los estamentos de poder vean esto como violencia machista. En ese caso, solo quedará seguir luchando para que la luz de la racionalidad vuelva a la sociedad, y como antifeministas, pugnemos por el fin de las normas sexistas que discriminan al hombre, para al fin alcanzar una verdadera sociedad equitativa e igualitaria en todos los aspectos que se necesiten.





[1] Aborto espontáneo (2018). Medline Plus. Recuperado de https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/001488.htm

[2] Goh S. y Thong KJ. Induction of second trimester abortion (12-20 weeks) with mifepristone and misoprostol: a review of 386 consecutive cases. Contraception, Volumen 73, Issue 5, 516-519. DOI: 10.1016/j.contraception.2005.12.004

[3] Aborto médico (2018). Medline Plus. Recuperado de https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/007382.htm

[4] Aborto quirúrgico (2018). Medline Plus. Recuperado de https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/002912.htm

[5] "Los hombres también tienen derecho": Suecia busca legalizar el 'aborto' para hombres (2016). RT en español. Recuperado de https://actualidad.rt.com/sociedad/201316-hombres-derecho-exigir-aborto-legal-suecia

[6] El útero artificial que parece una bolsa de plástico que podría salvar la vida de los bebés muy prematuros (2017). BBC Mundo. Recuperado de http://www.bbc.com/mundo/noticias-39719064

[7] Convención sobre los Derechos del Niño. Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH). Recuperado de http://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/CRC.aspx

[8] Serie de información sobre salud y derechos sexuales y reproductivos: Aborto. Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH). Recuperado de http://www.ohchr.org/Documents/Issues/Women/WRGS/SexualHealth/INFO_Abortion_WEB_SP.pdf

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