domingo, agosto 26, 2018

¿Qué es un ateo?

Sobre el ateo se dicen muchas cosas: Desde que es un hijo de Satán, un adorador del mal, una mala influencia para la sociedad, un asesino en potencia…hasta que es un creyente más, igual que los de las religiones tradicionales, y que sostiene una afirmación que tiene la carga de probar. En esta ocasión, me decantaré por dar un poco más de luz acerca de qué es un ateo, y cómo puede ser definido. Dejaré para otra ocasión el tema de la carga de prueba, cosa de por sí muy interesante, pero que merece una mención especial y aparte.

Para empezar, tenemos que entender una cosa: Un ente al que le quepa el adjetivo de “ateo” es todo lo opuesto a un ente al que le quepa el adjetivo de “creyente” en dioses de cualquier religión. Esto es lo que se llama “definición por exclusión”: Se define A como un término con X/N atributos, y el contrario de A como un término con N–(X/N) atributos. Así, será más fácil entender lo que es un ateo, viendo primero en qué consiste ser un creyente en dioses, y en qué se fundamenta ello.

Un creyente en cualquier tipo de deidad es, primero que todo, un ente del espectro creyente. El espectro de la creencia puede abarcar muchas cosas, así que, en este caso, hablamos de un tipo particular de creyente. Es uno que cree en una existencia, a diferencia de un creyente en, por ejemplo, la posibilidad de conocimiento. Pero tampoco es un creyente de cualquier tipo de existencia, sino en una en particular: En la de los dioses.

En ese caso, definiendo ateo como lo contrario a este tipo de creyente, lo lógico es definirlo, a priori, como un ente no creyente en la existencia de los dioses.


  
CARACTERIZACIÓN DEL ATEÍSMO

Ahora que tenemos claro que el término “ateo” es todo lo contrario al término “creyente”, definamos un poco más al creyente para saber más aún del ateo.
  • Un creyente afirma la existencia de X dios(es). 
  • Un creyente tiene fe en X dios(es). 
  • Un creyente está obligado a conocer al(los) dios(es) en que cree y/o afirma. 
  • El adjetivo “creyente”, por todo lo anterior, solo se puede predicar de un ser vivo, nacido, inteligente y reflexivamente consciente que afirme dicha creencia.
Así las cosas, por contraposición y exclusión, se puede inferir válidamente que:
  • Un ateo NO afirma la existencia de X dios(es).
  • Un ateo NO tiene fe en X dios(es).
  • Un ateo NO está obligado a conocer al(los) dios(es) en que NO cree y/o NO afirma.
  • El adjetivo “ateo”, por todo lo anterior, NO solo se puede predicar de un ser vivo, nacido, inteligente y reflexivamente consciente que afirme dicha NO creencia.

¿POR QUÉ DEFINIR POR EXCLUSIÓN?

Se podría pensar que la definición por exclusión es inadecuada, o de plano errada, que esta es una definición ad hoc creada para desasir al ateo y al ateísmo de una carga de prueba que podría corresponderle, para eludir la extrema similitud del ateo con el creyente, o para evitar ciertas definiciones filosóficas o lingüísticas del término “ateo”. Nada más lejos de la realidad. Quien afirme estas cosas estará cometiendo una falacia ad hominem (atacando los motivos personales por los cuales hago esta distinción), de afirmación gratuita (hablar sin pruebas), y ad ignorantiam (al hablar desde el desconocimiento y la ignorancia pura).

La cuestión es muy simple: Ateísmo y creencia en deidades son posiciones ontológicas antagónicas en la que, como hemos visto, no caben puntos medios. O se cree en/afirma a/acepta a las deidades, o no. Dado que las únicas dos opciones en este tema son esas, que ser ateo se sabe el opuesto a ser creyente en deidades, que el creyente en deidades tiene asunciones específicas, afirmativas y claras; mientras que ser ateo no implica necesariamente nada más allá de dicha negativa a todo lo que ser creyente en deidades significa, lo más racional es definir por exclusión lo que es ser un ateo. No hay una posición en medio del ateo y el creyente en dioses. Si se aludiera al agnosticismo como intermedio, se estaría cayendo en una falacia de error categorial, pues el agnóstico no cabe en la categoría “existencia” sino en la de “posibilidad de conocimiento”, siendo su opuesto el “gnóstico”. Si se dijera, por algún medio, que esto es cometer una falacia de falsa dicotomía, quien lo diga estaría cometiendo un sofisma de la falacia (falsa acusación de falacia), a menos que pueda probar la existencia de un intermedio entre ateo y creyente, considerando lo aquí definido.


MOTIVOS DEL ATEÍSMO

Recordemos un poco la caracterización del creyente:
  • Un creyente afirma la existencia de X dios(es).
  • Un creyente tiene fe en X dios(es).
  • Un creyente está obligado a conocer al(los) dios(es) en que cree y/o afirma.
  • El adjetivo “creyente”, por todo lo anterior, solo se puede predicar de un ser vivo, nacido, inteligente y reflexivamente consciente que afirme dicha creencia.
De estos cuatro puntos, podemos inferir válidamente ciertos motivos para ser ateo:
  • No estar vivo: Dado que la creencia en dioses se predica, primero que nada, de seres vivos, el ateísmo no estaría restringido por este aspecto, dado que lo estamos definiendo por exclusión. Así, bien puede decirse que una roca es atea, un tronco, o una espada, pues estos entes no creen en dios alguno. El motivo de la no creencia (no estar vivo) es irrelevante a este respecto.
  • No haber nacido: Siendo más específico con las entidades vivientes, de nuevo, por exclusión, el ateísmo no está limitado a predicarse de entes neonatos en adelante, como sí lo está la creencia en deidades. Así, se puede decir sin ningún problema y con toda honestidad intelectual, que un embrión o feto de cualquier especie animal es ateo, pues no cree en deidades. El motivo de ello (no haber nacido), de nuevo, es irrelevante.
  • No ser un ente inteligente (o no serlo demasiado): Hablando específicamente de las entidades vivientes nacidas, de nuevo, por exclusión, no hay necesidad de predicar la calidad de ateo exclusivamente de los seres vivientes inteligentes. Así, se puede decir correctamente que un coral, una araña, una hormiga o un tardígrado son ateos. Igualmente se puede decir esto de un perro, gato o gorila. El motivo de esto (no ser suficientemente inteligente para entender este concepto), nuevamente, es irrelevante.
  • No ser reflexivamente consciente: Incluso hablando de entes vivientes, nacidos e inteligentes, con cierto grado de capacidad cognitiva, actual o potencial, como para asimilar el concepto de la deidad, no hay necesidad de que el ente en cuestión sea reflexivamente consciente para calificarlo como ateo. Por ende, un bebé, un humano en estado de muerte vegetal y sustentado por máquinas de soporte vital, o entes similares, pueden encajar en la definición de ateo.
  • Desconocimiento: Si para ser creyente se requiere conocer el dios en el cual se cree, para no serlo (y por ende ser ateo), esto no es requerido. Así, una causal válida para el ateísmo es no conocer dicha deidad. No se puede creer en lo que no se conoce. Por ende, alienígenas que no crean en una deidad X (ateísmo parcial) o en ninguna deidad (ateísmo total), son ateos.
  • No tener fe: Alguien puede conocer acerca de la deidad X, sin embargo, no creer en ella. Esto puede ser por muchos motivos (falta de evidencia, contradicción con la explicación científica del mundo, etc.). Pero todo esto desemboca en una ausencia de fe, al final. Incluso si se descartara la fe como componente necesario para la creencia en dioses (objeción que deberá tener sustento suficiente, y no solo ser una mera posibilidad, so pena de incurrir en una falacia de afirmación gratuita), esto no cambiaría el asunto, pues en lugar de la falta de fe, emergerían como válidos los motivos de la misma, los cuales son potencialmente muchos.

MANIFESTACIÓN DEL ATEÍSMO

Para entender bien esto, de nuevo acudamos a la caracterización del creyente que hicimos anteriormente. Sabemos que un creyente es el que afirma la existencia de X dios(es). Por ende, un ateo es el que NO afirma la existencia de dichos dioses. ¿Cómo se puede manifestar esta no creencia que es el ateísmo? Básicamente de dos formas: Una pasiva y una activa. La forma pasiva es no tomar la iniciativa, no decir nada. Así, un ateo que tome una forma de manifestación pasiva, simplemente se limitará a no afirmar la existencia de dioses. Por el contrario, la forma activa implica decir algo, manifestarse en acción. En este caso, el ateo puede manifestarse negativamente, negando o rechazando la existencia de los dioses; o puede manifestarse positivamente, afirmando la inexistencia de los mismos.


COMPROMISO Y ENCAJE EN LA DEFINICIÓN

Está de más decirlo, pero es importante resaltarlo: La creencia en una deidad es algo voluntario que implica comprometerse (se sea consciente o no de este compromiso) con una determinada cantidad de postulados escatológicos, dogmas de fe, contenidos normativos y con una cosmovisión dada. No se puede refutar esto aludiendo al bautismo en la primera infancia, donde no se tiene voluntad ni poder de decisión, puesto que más adelante en la vida, uno puede rebelarse ante esta imposición. No hacerlo es aceptar por omisión la fe religiosa impuesta. Así de simple.

Por otro lado, encajar en una definición no tiene nada que ver con aceptar que dicha definición se ajusta a una o más personas, incluso a uno mismo. Si alguien toma sin control, es calificable como alcohólico, así esta persona sea consciente de ello o no, lo acepte o no.

¿Cómo encaja todo esto con el ateísmo? Simple: El ser ateo implica no comprometerse con cantidad alguna de postulados escatológicos, dogmas de fe, contenidos normativos o con una cosmovisión dada. Asimismo, no tiene importancia si la persona se reconoce como tal o no. Solo importa que encaje en lo que define a un ateo, para que sea tal.
  

DEFINICIÓN FINAL

Por todo lo anterior, podemos concluir legítimamente, que la mejor definición de ateo es:

“Aquel ente que no cree, rechaza, niega la existencia o afirma la inexistencia de uno o varios dioses, indiferentemente del porqué y de que se reconozca como tal”.

De lo anterior, podemos desglosar:
  • “Aquel ente”: Sea cualquiera que sea, vivo o no, con todo lo que esto implica.
  • “que no cree”: Ateísmo con manifestación pasiva, o ateísmo neutro. Al no ser una afirmación, no tiene carga de prueba alguna.
  • “rechaza, niega la existencia”: Ateísmo con manifestación activa negativa, o ateísmo negativo. Por ser una negación, no tiene carga de prueba a priori, pues no se ha establecido para ella una carga de la refutación que deba asumir.
  • “o afirma la inexistencia”: Ateísmo con manifestación activa positiva, o ateísmo positivo. Dado que es una “negación con envoltorio”, derivada directamente de una no creencia, misma que no tiene carga de prueba a priori, podemos decir que este derivado tampoco la tiene a priori. A posteriori podría tenerla, sobre todo en el marco de un debate académico, donde se espera que cada parte aporte las pruebas de sus respectivas posiciones. Pero para todos los efectos, un ateo está perfectamente justificado en sostener su punto hasta que no se presenten pruebas incontrovertibles de la existencia de la deidad postulada. Cabe mencionar que haya carga de prueba o no, esto es diferente de la posibilidad de prueba. El ateísmo tiene la posibilidad de exponer un caso propio con pruebas suficientes.
  • “de uno o varios dioses”: Puede ser tanto un ateo parcial como un ateo total.
  • “indiferentemente del porqué”: Abarcando todas las circunstancias y motivos del ateísmo, como los ya enunciados.
  • “y de que se reconozca como tal”: Se reconozca uno como ateo o no, si cumple con esta definición, es ateo, lo quiera o no.