El aborto es un tema altamente controversial. Desde
antaño se ha mantenido como un asunto que no escapa del dominio femenino.
Algunas veces defendido, otras veces criticado, pero siempre acontecido. Desde los
inicios de la historia, se ha intentado tener cierto control del número de
miembros de la familia. Anteriormente se recurrían a métodos más salvajes, como
el infanticidio. Actualmente ya esto no se usa, pero los provida consideran el
aborto como el equivalente contemporáneo de aquella funesta práctica. Más allá
de que este es un grave error de juicio, el presente escrito se centra en algo
mucho más interesante: El papel de los hombres en el aborto. En un principio
podría considerarse que aquellos no tienen vela en este entierro, que el cuerpo
es de la mujer y solo ella debe decidir. Nada más errado y alejado de la
realidad. Quienes piensan así tienen un enorme sesgo feminista y misándrico que
es menester evaluar, y siguiendo su neolengua, “deconstruir”. Veamos por qué,
al día de hoy, es indispensable otorgar tanto el derecho al aborto libre a la
mujer, como una libertad equivalente al hombre, para así realmente lograr una
sociedad equitativa y mejor.
1. Métodos de control de natalidad:
Para empezar, el aborto actúa sobre la fase
posterior a la concepción. Por ende, no es posible calificarlo como un método
anticonceptivo. La mejor denominación para esto sería “método antialumbramiento”
o “método antinacimiento”. Así, tanto los métodos anticonceptivos como los
antialumbramiento se enmarcan dentro de los llamados “Métodos de control de natalidad”.
A su vez, estos se enmarcan en un grupo mayor: El de los “Métodos de control
poblacional”. El siguiente gráfico ilustra lo hasta ahora mencionado:
Como se ve, es totalmente válido incluir el aborto
en el espectro de métodos utilizables para definir la cantidad de hijos a
tenerse en un hogar. Esto se conoce como “Planificación familiar”.
2. Descripción del aborto
Hasta el momento, vamos bien. Ahora que sabemos qué
tipo de método de planificación familiar es el aborto, pasemos a definirlo lo
más claramente posible, así como también la prohibición del mismo y su
contexto:
El aborto es, grosso modo, la interrupción del
embarazo antes de su término. Hay que separar, aun así, los términos con
exactitud. La pérdida de gravidez después de la semana 20 se denomina “muerte
fetal”[1].
Existen diferentes tipos de aborto:
- Espontáneo o natural: Donde el óvulo fecundado no es capaz de desarrollarse normalmente debido a causas biológicas de diversa índole (fallos cromosómicos, factores de riesgo de la madre, etc.). Alrededor del 50% de los óvulos fecundados termina en aborto espontáneo. Este se da durante las primeras 7 semanas.
- Médico: Se logra con el uso de medicamentos, principalmente una combinación de misoprostol y mifepristona. Es altamente efectivo de usarse hasta las 20 semanas, con una tasa de eficiencia superior al 97%[2], aunque lo recomendado es hacerlo dentro de las primeras 7 semanas[3].
- Quirúrgico: Se extrae el contenido del útero por medio de mecanismos como la succión[4]. Este procedimiento lo realiza un médico calificado.
Con todo lo anterior, ya tenemos una idea bastante
clara de lo que es el aborto tradicional. Siendo mas específicos, podríamos
llamarlo “aborto femenino”. Pasemos, pues, a la siguiente etapa de nuestro
análisis.
3. La necesidad del aborto masculino
¿Cuál es el problema, entonces, con el aborto, para
que nos atrevamos a hablar de “aborto masculino”? Para entenderlo, tratemos
antes el tema de la prohibición del aborto. De esta forma, será mucho más fácil
entender el meollo del asunto.
Actualmente, en muchos países, el aborto está
penado por la ley. Esto implica que, en caso una mujer haya salido embarazada y
realmente no quiera ser madre, no tiene más opción que tener al bebé,
arriesgarse a un aborto clandestino, o, si tiene dinero, irse a otro país donde
este procedimiento sea legal. Así, el estado ejerce varios tipos de violencia
sobre ella: Coacción, violación de su derecho a la vida y la salud, y
discriminación por estatus socioeconómico. Ya de por sí esto es bastante
deleznable, y motivo suficiente para no pensarlo más y aprobar la legalidad de
dicho procedimiento.
En general, la prohibición del aborto hace lo siguiente:
Un tercero (el estado) decide imponerle a una persona (mujer) el proyecto de
vida que esta debe tener (el rol de madre), frustrando sus proyectos
personales, sueños y anhelos, al tener que gastar tiempo, dinero y energía en una
obligación indeseada, sin que se pueda decir o hacer algo al respecto. Si la
persona se negara y tomara medidas propias al respecto (aborto clandestino,
abandono del neonato), tendría consecuencias legales (proceso legal por delito
de aborto o abandono de menor). Bien, esto es exactamente lo que sucede con los
hombres cuando no desean ser padres, y las mujeres sí: Un tercero (la mujer)
decide imponerle a una persona (el hombre) el proyecto de vida que esta debe
tener (el rol de padre), frustrando sus proyectos personales, sueños y anhelos,
al tener que gastar tiempo, dinero y energía en una obligación indeseada, sin
que se pueda decir o hacer algo al respecto. Si la persona se negara y tomara
medidas propias al respecto (abandono de la madre en gravidez, abandono del
neonato), tendría consecuencias legales (proceso legal por abandono de menor, por
faltar a la pensión de alimentos, etc.).
Actualmente, las opciones de hombres y mujeres en el caso de una concepción indeseada, son las siguientes:
- Mujer quiere ser madre/hombre quiere ser padre: Se tiene al bebé.
- Mujer quiere ser madre/hombre NO quiere ser padre: Se tiene al bebé. El hombre es obligado a la paternidad, y a pagar durante 18 años por un hijo que no deseó.
- Mujer NO quiere ser madre/hombre quiere ser padre: Se aborta al bebé. El hombre es privado de la paternidad por el solo deseo de la mujer.
- Mujer NO quiere ser madre/hombre NO quiere ser padre: Se aborta al bebé.
No hay que ser un genio para darse cuenta de la
disparidad y discriminación contra el hombre que todo esto representa. Actualmente,
el mayor perjudicado con el aborto, tal y como está, es el hombre. No importan
sus sentimientos ni deseos, a pesar que la concepción es cosa de dos, y si nace
un bebé será también cosa de dos. No se lo considera un ser humano con sueños y
deseos, ni se consideran sus valores ni expectativas de vida. Nada de esto
importa ni para la sociedad ni para el grueso de las mujeres. Esto es una
muestra innegable de sexismo y misandria.
¿Cuál es la solución? Muy simple: Dado que es
viable y de sentido común darle a la mujer la posibilidad de un método que
elimine su responsabilidad de ser madre, lo justo y correcto es darle al hombre
un método equivalente. La mujer tiene el aborto, el cual, por medio de la
eliminación del óvulo fecundado, queda exenta de la maternidad, al
practicárselo legalmente durante el primer trimestre. El hombre, por lo tanto,
debe tener también a su disposición un dispositivo que lo exima de la
paternidad, de plena validez legal si se invoca durante este mismo periodo. A esto
le llamo “aborto masculino”: La firma de un documento, con validez pública, que
exima al hombre de todo derecho y deber respecto al producto del embarazo, sin
que medie condición alguna, requerimiento de causa ni aprobación de nadie más
que el hombre involucrado. Podría pensarse que esto es una aberración, que el
niño tiene derecho a sus dos padres, que es diferente la posición del hombre y
la mujer…eso lo trataremos más adelante. Por ahora solo es necesario mencionar
que esto no viola ningún derecho humano, de la misma forma que no lo hace el
aborto femenino tradicional. De hecho, la legislación al respecto tiene un
precedente en todas partes del mundo: La del donante de esperma. El donante de
esperma no tiene obligación legal alguna para con los hijos que surjan de su
donación. Esto se podría aplicar de igual manera al hombre en el aborto
masculino. Dicho documento podría usarse para cambiar la categoría del hombre,
de progenitor, a donante de esperma. El cómo haya sido colocado el esperma (sea
por un médico o por un trozo de carne pegado a un cuerpo masculino) es
sinceramente irrelevante, por lo cual no hay objeción posible a esto. No es la
primera vez que esto llega a la luz pública. Hace un tiempo, en Suecia un
partido político llegó a lanzar esta idea, con lamentable oposición feminista[5].
Para que este cambio en pos de la equidad sea
efectivo, la percepción social de ciertos comportamientos debe cambiar. Por un
lado, las mujeres deben ser conscientes de que no solo se trata de ellas. Se
trata del futuro de un hombre, y es tanto o más malvado el que ellas decidan
sobre su futuro, a que el estado lo haga por ellas al impedirles un proceso
para eximirse de la maternidad. La mujer que lucha en pro del aborto libre y
gratuito debe ser la primera en tomar consciencia del daño que hace el que un
tercero decida sobre su vida, su futuro y sus proyectos. Por ende, debe ser la
primera en evitar hacerle eso a un hombre. Claro, si es intelectualmente honesta
y consecuente. De lo contrario, llamará a esto machismo y patriarcado. En ese
caso, no valdría la pena tener trato alguno con alguien así. Lamentablemente son
los colectivos feministas los primeros que llaman a sumarse a su lucha, y los
primeros también en usar los principios que dicen defender (igualdad y equidad)
solo para lo que más les conviene.
Por otro lado, también debería mirarse al hombre de
otra forma. El aborto masculino debe dar pie a la eliminación del estigma del
hombre como irresponsable e inmaduro por el solo hecho de no querer hijos y/o
querer desentenderse de ello antes del nacimiento. En este sentido, las
feministas son las primeras en quemar la llanura tachando al hombre con estos y
otros adjetivos peyorativos, mientras al mismo tiempo llaman “mujer empoderada”
a aquella que no desea hijos y quiere vivir su proyecto de vida como realmente
lo prefiera. Tanto un hombre como una mujer que, frente a una concepción no
planificada, no quieren dar a luz al producto de la misma, deben ser
calificados de la misma manera, independientemente de su sexo. Pensar que está
bien para la mujer, pero no para el hombre, es una misandria grotesca e
insostenible, a menos claro, que se olviden los cánones más elementales de la
honestidad intelectual, la imparcialidad, la racionalidad y la verdadera
equidad. Misma lógica, mismo derecho, mismo trato. Es simple.
4. Alternativas viables
El aborto masculino es una alternativa viable para
el caso B mencionado anteriormente. Pero, ¿qué hay del caso C? hasta el
momento, aquí parece seguir habiendo una hegemonía femenina en detrimento del
hombre. Una opción sería hacer que la mujer lleve a término el embarazo de
forma obligatoria. Por un lado, podría parecer cruel, pues es el cuerpo de la
mujer, y estaríamos en un escenario similar de coerción hacia la propia
autonomía y libertad. Sin embargo, este es el mismo estado de coerción que
actualmente la mujer ejerce contra el hombre al no abortar. Así que, mientras
el aborto masculino no se implemente, es una alternativa viable. O todos
coludos o todos rabones. Ahora, supongamos que el aborto masculino esté
legalizado. En este caso, surgen dos opciones: La primera sería hacer un
contrato con la mujer para que lleve a término el embarazo, donde el hombre se
compromete a sostenerla y solventar todos sus gastos durante la gravidez, y
darle alguna compensación indemnizatoria por el esfuerzo. Básicamente, la mujer
se convertiría en un vientre de alquiler, y el contrato tendría los mismos
efectos que el aborto masculino: Un documento donde la mujer renuncia a todos
sus deberes y derechos como madre. La segunda opción nos la trae la ciencia:
Vientres artificiales donde poder completar el desarrollo de embriones
inferiores a las 23 semanas. Ya se han creado modelos de esto, usados con éxito
en animales, y hacerlo en humanos sería la solución a este dilema[6].
Para complementar, si llegara a darse el caso C, debería ser la mujer la que
compense al hombre económicamente por la pérdida de su futuro hijo, pues se le
estaría haciendo un daño emocional a una persona que ha invertido sentimientos,
esperanzas y sueños en su futura paternidad. Sería una figura como la del daño
moral. Tal vez incluso sería debatible si el que una mujer aborte, al saberse
embarazada, sin decirle nada a su pareja, debiera también ser punido. En una
pareja se supone que hay confianza, y ante un suceso tan importante como este,
los secretos no deberían ser la regla, sino la exigua excepción. Posiblemente
debería aplicar aquí también la figura del daño moral, sobre todo porque se
está ocultando una información que pueda cambiar el transcurso de la vida de al
menos una persona. Esto es tan importante como decirle a tu pareja que tienes una
enfermedad de transmisión sexual. Increíblemente, hay quienes sostienen que no
es obligatorio hacerlo, incluso si se tratara de VIH/SIDA. Y luego termina mal
la cosa, como le pasó al actor Charlie Sheen.
5. Objeciones y respuestas
Ante este escenario, las objeciones, quejas y
contraargumentos (si los hay), suelen venir principalmente de parte de
feministas y conservadores. Extraña alianza tácita para comunidades que
históricamente han sido antitéticas entre ellas. Veamos algunas:
[1] Aborto
espontáneo (2018). Medline Plus. Recuperado de https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/001488.htm
[2] Goh
S. y Thong KJ. Induction of second trimester abortion (12-20 weeks) with mifepristone and
misoprostol: a review of 386 consecutive cases. Contraception, Volumen 73, Issue 5, 516-519. DOI:
10.1016/j.contraception.2005.12.004
[3] Aborto
médico (2018). Medline Plus. Recuperado de https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/007382.htm
[4] Aborto
quirúrgico (2018). Medline Plus. Recuperado de https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/002912.htm
[5] "Los
hombres también tienen derecho": Suecia busca legalizar el 'aborto' para
hombres (2016). RT en español. Recuperado de https://actualidad.rt.com/sociedad/201316-hombres-derecho-exigir-aborto-legal-suecia
[6] El
útero artificial que parece una bolsa de plástico que podría salvar la vida de
los bebés muy prematuros (2017). BBC Mundo. Recuperado de http://www.bbc.com/mundo/noticias-39719064
[7] Convención
sobre los Derechos del Niño. Oficina del Alto Comisionado para los Derechos
Humanos (ACNUDH). Recuperado de http://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/CRC.aspx
[8] Serie
de información sobre salud y derechos sexuales y reproductivos: Aborto. Oficina
del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUDH). Recuperado de http://www.ohchr.org/Documents/Issues/Women/WRGS/SexualHealth/INFO_Abortion_WEB_SP.pdf
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