Existen personas cuyas opiniones, ideologías y acciones no son más que la expresión del sentido más arcaico en que puede ser concebida la vida. Constituyen la negación absoluta de todo lo bueno, lo estudiado, lo razonado y lo sanamente reflexionado. Son los herederos del espíritu más oscuro, del lado más siniestro, del actuar más funesto que haya sido posible hallar jamás.
¿A quienes me refiero? A todos aquellos que, habiendo nacido en esta época, habiendo sido criados bajo los más altos estándares biológicos, sociales, materiales e intelectuales...